Diciembre de 2019, Wuhan, provincia de Hubei en pleno centro de China. Como cada mañana se agolpan cientos, sino miles, de personas en el mercado húmedo de Huwan en la ciudad a orillas del río Yangtze. Comerciantes y compradores hacen lo propio sin saber que su mercado será el epicentro de una pandemia global por un nuevo virus que ha conseguido dar el salto hasta los humanos.


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El de Wuhan es un “mercado húmedo” (wet market en inglés) como otro cualquiera de la China continental, incluso como otros cualesquiera que uno puede encontrar en zonas tropicales del África Central.

El de la venta de animales, algunos de ellos exóticos, para su sacrificio in situ en el mercado y su posterior consumo como alimento, es uno de los negocios más lucrativos del mercado de esta ciudad comercial.

La particularidad del “mercado húmedo” de Wuhan es que en un espacio extremadamente congestionado y cerrado, coinciden decenas de animales, vivos y muertos, con un trasiego continuo de gente que vende, compra y se para a mirar en los pequeños puestos de carniceros y comerciantes del mercado.

Se les denomina húmedos a este tipo de mercados ya que al ser los sacrificios de animales algo cotidiano y abierto al público, el suelo está continuamente lleno de vísceras y sangre, por lo que, con regularidad cada día se riega el suelo con abundante agua, lo que no evita que el hedor a corral y a animal putrefacto flote de manera viciosa en el ambiente.

Cientos de jaulas las unas sobre las otras, con animales que van desde gallinas, serpientes, tortugas, zorros, cocodrilos, patos, insectos, pequeños mamíferos, hasta manises o pangolines, e incluso miembros disecados de especies exóticas.


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Todo ello tolerado y permitido, con sus idas y venidas, por el gobierno de Pekín que durante décadas ha alentado este comercio minorista. Este tipo de prácticas son algo ya ancestral en China, pero fue a partir de los años 70 cuando la hambruna azotaba a millones de chinos, que el gobierno de Pekín liberalizó este sector para permitir a particulares tener granjas de animales de toda clase.

Los mercados húmedos se popularizaron por toda China y rápidamente se convirtieron en un foco de enfermedades para muchos de los animales allí vendidos, pero también para los humanos que los vendían. Es en este mercado donde comenzó todo en aquellas primeras semanas del pasado Diciembre.

Un número de gente que aumentaba de manera exponencial comenzaba a manifestar síntomas de tos, fiebre y falta de aire, antes de desarrollar una neumonía.

«Los mercados húmedos se popularizaron por toda China y rápidamente se convirtieron en un foco de enfermedades»

De los primeros 41 casos diagnosticados en Wuhan, 27 de ellos habían estado comprando o trabajando en el mercado de la ciudad. La cuestión es que no era la primera vez que un virus tenía su origen en un mercado húmedo de China.


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Ya ocurrió a finales del 2002 en la ciudad de Foshan, provincia de Guangdong en el sur de China, donde también fue un mercado de este tipo el epicentro del SARS (otro tipo de Coronavirus), una epidemia que afectó a 29 países en todo el mundo.

En el caso del coronavirus Covid-19 (nombre con el que los científicos han denominado a este virus) se cree que pasó de un murciélago a un pangolín y de ahí saltó a los humanos.

Pero ¿cómo es esto posible? ¿Qué condiciones se dieron para que ocurriera algo así? La respuesta la encontramos en los mercados húmedos chinos. Es en esos espacios reducidos, atestados de animales en jaulas y personas comprando, donde se produce ese alineamiento de factores necesario para la transmisión de un virus.

Las jaulas apiladas con animales hacinados, son autopistas para la transmisión de un animal a otro de fluidos, residuos y sobre todo bacterias. En el caso del Covid-19, el salto se dio de murciélagos a pangolines. Una vez ha encontrado cobijo en varias especies de un mercado donde se sacrifican animales continuamente como alimento fresco, es cuestión de tiempo que acabe llegando a los humanos.

Así, el mercado de Wuhan se ha convertido en el foco de transmisión y contagio de un nuevo coronavirus, esta vez más letal y de propagación mucho más rápida que los anteriores. Más allá del problema sanitario y económico que nos golpea a escala global, debe plantearse el serio debate de si China debe prohibir este tipo de mercados, tan vistosos en los documentales de viajes, pero tan peligrosos para la salud y propicios para la transmisión de virus.


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China parece haber vencido al virus, a costa del contagio de más de 80.000 personas y la vida de más de 3.000. Ahora Pekín se vuelca con el resto del mundo donando material médico y aportando su experiencia para detener una pandemia global que ha paralizado la economía y la vida social.

«El mercado de Wuhan se ha convertido en el foco de transmisión y contagio de un nuevo coronavirus, esta vez más letal y de propagación mucho más rápida»

La tan esperada vacuna, para la cual miles de científicos han estado trabajando sin descanso, parece haber llegado en el gigante asiático donde ya se está probando en ensayos humanos.

Los virus continuarán existiendo, de eso no hay duda, sin embargo, debemos concienciar a la opinión pública mundial de que, a menos que China termine con los “mercados húmedos” donde ya han nacido dos de las últimas grandes epidemias mundiales, seguirán propagándose los virus como el Coronavius.

El mercado de Wuhan lleva cerrado desde enero, pero volverá a abrir y si no cambian las cosas, es cuestión de tiempo que otro virus encuentre el camino desde los animales hasta los humanos.