Dice el refrán que «Nunca es tarde si la dicha es buena». Sin embargo, hay quien sostiene que el refrán contiene una redundancia: la dicha, llegue cuando llegue, es buena. Y un error: a veces, llega tarde.

Sirva esta entradilla para referirme al Anteproyecto de la Ley de Fomento del Emprendimiento y el Trabajo Autónomo en Aragón cuya tramitación se inició hace unos pocos meses.


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Por la parte del trabajo autónomo, Mayte Mazuelas, Presidenta de ATA Aragón, ya declaró que la nueva Ley de Fomento del Emprendimiento y el Trabajo Autónomo no suponía ninguna mejora en la vida de los trabajadores por cuenta propia de la región. Por la parte del emprendimiento tampoco parece que las expectativas sean especialmente halagüeñas.

El citado anteproyecto habla de la necesaria coordinación entre el Consejo Asesor de Emprendimiento y el Consejo del Trabajo Autónomo de Aragón para la elaboración del Plan Estratégico del Emprendimiento en Aragón, plan que no llegará hasta transcurrido quizás demasiado tiempo.

En otras Comunidades Autónomas, como la Valenciana, desde 2014 el Consejo Valenciano del Emprendedor viene desarrollando su Plan Estratégico. Ya están en la fase de preguntarse: ¿por qué más del 90% de las iniciativas mueren antes de los 10 años de vida?

Pedro Reig, Presidente de la asociación de jóvenes empresarios de la Comunidad valenciana (AJECV), se hacía esta incómoda pregunta en un reciente artículo en El Economista.

En Aragón, lamentablemente, solemos llegar tarde con este tipo de iniciativas.

La gestión de las políticas para el fomento del emprendimiento han sido un continuo de propuestas, en su mayoría bienintencionadas, que no prestaban especial interés por la existencia de otras propuestas similares, lo que ha supuesto «de facto» la duplicidad de organismos y estructuras para la persecución de los mismo fines.

Tampoco ha estado especialmente presente en el guión de las propuestas, el coste de las mismas asumiendo la errónea afirmación de que “todo euro invertido en fomento del emprendimiento, está bien invertido”.

Finalmente, y lo que es notablemente peor, es que nadie se ha sentido concernido por los resultados de estas políticas. Nadie se ha molestado en comprobar cuál ha sido el impacto económico o el retorno social de estas inversiones.


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Puede que la disposición del anunciado Plan Estratégico del Emprendimiento en Aragón sirva para reorientar y optimizar todos los esfuerzos que, desde el ámbito autonómico y municipal, se están llevando a cabo.

No obstante hay un detalle que me preocupa. Aunque haya sido mediante “prueba y error” durante varios años, creo que las diferentes organizaciones aragonesas con un cierto papel en el mundo del emprendimiento, disponen de una experiencia más que válida en el trabajo que hay que desarrollar en las fases iniciales e intermedias.

Sin embargo, en la fase final, en la del lanzamiento sólido y definitivo, contamos con menos “casos de éxito”.

Las comunidades que nos aventajan en estos modelos ya han descubierto que el periodo más importante de cualquier proyecto emprendedor es, hoy por hoy, el periodo de la consolidación, y hablo de periodo, y no de momento, porque es más difícil de encuadrar en el tiempo.

La consolidación es ese periodo a lo largo del cual un proyecto emprendedor deja de ser un proyecto y se convierte en una empresa.

La disposición de herramientas tecnológicamente avanzadas, poder contar con una fiscalidad apropiada y el acceso a financiación en condiciones favorables son de gran ayuda, pero también hay que acompañar a los nuevos empresarios en proyectos de internacionalización o simple expansión.


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El fomento al emprendimiento no es una moda pasajera, en nuestra comunidad podría convertirse en la tabla de salvación de muchas zonas rurales que necesitan fijar la población y para ello nada mejor que trabajo y servicios públicos.

Lo uno y lo otro están tan relacionados que es imposible referirse ellos de forma independiente.

Es posible que con este Plan Estratégico del Emprendimiento en Aragón lleguemos tarde para competir con quien nos saca lustros de ventaja, no obstante y por acabar con una nota positiva, las posibilidades de desarrollo en una amplia variedad de sectores son hoy más importantes que nunca

Y a buen seguro seremos capaces de encontrar nuestro sitio, ahora bien, es imperativo que todas las fases estén coordinadas a la perfección: es vital la ordenación inicial, en contacto con organizaciones empresariales e institutos públicos; hay que depurar el trabajo intermedio en lo que ha dado en llamar “ecosistema emprendedor” y, por último, hay que ser especialmente rigurosos con el control y la consecución de objetivos a largo plazo.

Sólo así, la dicha llegará a tiempo. Podremos hacerlo aunando voluntades y siendo críticos con lo realizado hasta ahora.

*Javier Puy Garcés es Secretario Provincial Estudios y Programas de Ciudadanos en Zaragoza