Verano, vacaciones, descanso, ocio… Hay quien piensa que es un tiempo estupendo para no hacer nada, para estar todo el rato tumbado y relajarse.

Pero habrá  que seguir haciendo camas, recogiendo, limpiando y ordenando la casa, planchando, comprando comida, cocinando…,¿quién se encarga de todo esto?

A no ser que tengas personas que trabajen en casa y te hagan las labores domésticas, cosa que no es muy frecuente o veranees en un hotel, son tareas que hay que seguir haciendo, ya que estas no entienden de vacaciones.

Las vacaciones son un tiempo estupendo para disfrutar en familia de un descanso merecido y para enseñar a los hijos a «echar una mano en casa», aprendiendo lo que es trabajo en equipo, cooperar, compartir tareas y ayudar.


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El dar encargos a los hijos o repartir tareas les ayuda a ser más autónomos, a valorar las cosas y los trabajos de los demás, a ser más responsables, a sentirse útiles dentro de la familia y a formar un gran equipo. Por otro lado descarga parte del trabajo de los padres y mejora la calidad de la familia.

Debemos evitar ir detrás de ellos recogiendo sus cosas o irritándonos porque ellos no lo hacen, ambas acciones no favorecen nada la relación familiar ni les ayuda a madurar ni a crecer.

¿Cómo conseguir que todos colaboren más o menos por igual? 

Asignar tareas. Dependiendo de la edad de los hijos podemos asignar tareas o dejar que ellos las elijan dentro de una lista. Las tareas pueden ir rotando para que todos las conozcan y las valoren,siempre hay unas que gustan más que otras. Recordar que no hay tareas de chicos ni de chicas, las tareas no se clasifican según el sexo, todos podemos encargarnos de todo por igual. Si hay disputas por quien realiza las tareas, los padres tendrán que asignarlas. Tiene que quedar claro que es por el bien de todos. La solidaridad empieza en cada hogar. Puede ayudarnos hacer un cartel recordatorio de las tareas y sus responsables.

Adquirir hábitos. Seguro que nosotros lo hacemos mejor y más rápido pero lo que nos interesa es que cojan el hábito y aprendan, así que…¡paciencia! nadie nace sabiendo. Es mejor que adquieran el hábito de hacerse la cama, aunque no la hagan perfecta a que se la hagas tu todos los días estupendamente. Primero les enseñaremos a recoger, a cuidar y a guardar tanto sus juguetes y habitación como las zonas comunes de la casa. Por pequeños que sean, son capaces de hacer muchas cosas, solo hay que enseñarles con paciencia  y animarles hacerlo. Os sorprenderán.

Felicitarles siempre. Es importantísimo una actitud positiva, que valore todo lo que hacen, que les motive. Así les animaremos a repetir y se sentirán útiles y parte importante del equipo familiar. Querrán hacer más y más y se sentirán parte importante y mayores. Evitar comentarios negativos ya que les desmotivarán. 

Agradecerles su esfuerzo y colaboración mostrándoles lo importante que es echar una mano en casa. Gracias a su ayuda y colaboración podemos hacer más cosas divertidas en familia.

Dar ejemplo ambos, los padres somos siempre espejo donde se miran. Ejemplo de buen hacer, con sonrisa y paciencia.

Este verano aprendemos todos a «echar una mano en casa» cuantas más manos ayuden más rápido se harán las tareas domésticas, más se disfrutará, mejorará la calidad familiar y maduran los hijos. Este verano, aprender a delegar y organizar.

¡Feliz verano en equipo! 

*Cristina Gil Gil es autora del libro La profe responde y del blog Ideas para crear y disfrutar