Elegir entre ser niño en el bautizo, novio en la boda o muerto en el entierro resulta irrelevante para Podemos, con tal de no perder comba. Si hay que anunciar una moción de censura en Madrid, se anuncia, aunque sea para perderla; pero si lo que toca es marear la perdiz hasta la náusea con los presupuestos de Aragón como excusa, tira que te va. Todo vale, cuando se trata de echar hilo a la cometa.

Nada nuevo que no conozcamos ya en ese dominio -casi artístico- de todo lo que supone ruido, agitación y propaganda por parte de la izquierda más atávica y visceral. Lo que ocurre es que, también en política, de lo sublime a lo ridículo media un paso. Y esa transición se ha hecho evidente en el fiasco de consulta popular y populista, que Echenique promovió entre sus bases para decidir sobre los Presupuestos en cuestión y en la que apenas participó el 13% de los convocados (unas 2.000 personas sobre 15.000, en términos absolutos, ¡guau!)

«Si lo que toca es marear la perdiz hasta la náusea con los presupuestos de Aragón como excusa, tira que te va. Todo vale, cuando se trata de echar hilo a la cometa»

Nos queda el consuelo de que ha ganado el sí -o eso dicen-, lo cual significa que, entrado ya mayo, tras incontables tira y afloja –como detalla HOY ARAGÓN, se aprueba la Ley -buena o mala, ya se verá- y el Gobierno de Lambán podrá empezar al fin -deprisa, deprisa- a extender cheques y realizar transferencias, entre ellas las destinadas a ese gasto social tan urgente para la formación morada, aunque esta vez suene a sarcasmo.

Y menos mal que así ha sido, porque si quienes han dado su bendición en el referéndum on line hubiesen dicho que nones, resultaría que el futuro de las partidas de la comunidad para 2017 habría quedado dinamitado por apenas un par de miles de aragoneses virtuales, a los que ni siquiera tenemos el gusto de conocer.

«El futuro de las partidas de la comunidad para 2017 habría quedado dinamitado por apenas un par de miles de aragoneses virtuales, a los que ni siquiera tenemos el gusto de conocer»

Muy directo todo y muy asambleario; pero de democrático, más bien poco. El caso, y esa es la pena, es que el parto de los montes con el que Echenique buscaba sobre todo rentabilidad política para su causa -al margen del interés de los ciudadanos- sólo ha servido, entre otras cosas, para paralizar las obras en los hospitales de Alcañiz y Teruel, dejar sin colegio a numerosos niños del sur de Zaragoza y bloquear durante meses las ayudas y subvenciones a los colectivos más desfavorecidos. Y eso que Podemos es el partido del pueblo.