Las ciudades evolucionan. Los edificios se renuevan, las calles se reforman, se cambian las farolas, el mobiliario urbano, los jardines, se construyen, o se trasladan monumentos… Para bien o para mal, la Zaragoza que conocemos hoy ha cambiado de forma radical con el paso de las últimas décadas. Hace poco veíamos todos los edificios que se tiraron sin contemplación en el Paseo de Sagasta, o el derribo de la Universidad de la Magdalena.


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Hoy queremos fijar nuestra atención en cómo ha evolucionado el urbanismo zaragozano en algunos de los espacios más icónicos de la ciudad, en una clara transición de una ciudad verde, humana y arbolada, hacia una ciudad más dura y fría en la que desde hace décadas el asfalto y la baldosa se han convertido en los auténticos protagonistas de la ciudad.

PASEO DE LA INDEPENDENCIA

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Independencia en 1940, cuando era un paseo de verdad, desde Plaza de España / Proyecto Gaza

Hubo un tiempo en el que el Paseo de la Independencia fue un paseo de verdad. Un paseo arbolado, por el que los zaragozanos subían y bajaban para ver y dejarse ver, y en el que incluso estuvo una temporada el Quiosco de la Música. Luego, lamentablemente, llegó la modernidad, y con ella, los automóviles, la desaparición del bulevar central para reconvertirlo en una autopista urbana cargada de carriles, como paso previo a la última reforma realizada durante el mandato del alcalde José Atarés y a la posterior llegada del tranvía.

Independencia, en 1931 / Lucien Roisin

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El arranque de Independencia en 1930 / Miguel Marín Chivite

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Un operario arranca los árboles del paseo como paso previo para reconvertirlo en ‘autopista’ / Miguel Marín Chivite

PLAZA DEL PILAR

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En los años 30, el Pilar y La Seo no estaban unidas / Tomás Mora Monforte

La plaza del Pilar, tal cual la conocemos hoy, es un ‘invento’ relativamente moderno. De hecho, en esta imagen de los años 30 podemos ver todavía la recoleta plaza arbolada frente a la basílica y el entramado de calles y tejados que separaban el Pilar de La Seo.

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La plaza del Pilar en 1962 / Proyecto Gaza

Tras el derribo de estos edificios, surgió una gran plaza ajardinada en la que los automóviles también tenían bastante protagonismo. Y así fue hasta que a principios de los años 90 la plaza se convirtió en una alfombra de baldosas sin apenas vegetación.

ECHEGARAY Y CABALLERO

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La orilla del Ebro, en 1930 / M. Arribas, Proyecto Gaza

Dicen que hasta que llegó la Expo de 2008, Zaragoza siempre había vivido de espaldas al Ebro. Pero fotos como esta, con los jardines de la trasera de La Lonja o el paseo junto al Ebro con esas farolas de las que apenas quedan en Zaragoza, nos dicen otra cosa.

PLAZA DE LA SEO

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La Plaza de la Seo, en 1895 / Estudio Coyne

Hace varias décadas, la plaza de la Seo era una plaza recoleta y arbolada. Primero, y desde 1886, con la fuente de la Samaritana. Después, desde 1962, con otra fuente que también desapareció junto con el arbolado para dejar paso a esa plaza inhóspita que es hoy.

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La fuente que sustituyó a la Samaritana, en 1970 / Leonardo Pérez Obis

PLAZA DE PARAÍSO

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La estatua de César Augusto decoró una ajardinada Paraíso en los años 40 / Lucio de Miguel

La Plaza de Paraíso es otro de los espacios que más han cambiado con el paso de las décadas. De ser una zona en el extrarradio, desde que se construyó el Paraninfo y se cubrió el río Huerva, esta plaza ha visto como se instalaban monumentos como el de Augusto, como se montaban y desmontaban fuentes luminosas, como se tendían, se desmontaban y se volvían a desmontar las vías del tranvía.

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En los años 60, y también en los 90, una gran fuente luminosa daba vida a la plaza / Proyecto Gaza

Así, hasta llegar al diseño plano y anodino de la plaza actual, que tiende más a un distribuidor de tráfico y peatones, que a una plaza que debería ser una de las más importantes de la ciudad, al más puro estilo de Plaza Cataluña en Barcelona o Plaza de España en Madrid.