Se acerca el final de curso y toca elegir entre ciencias, humanidades y ciencias sociales.

Es una decisión a la que se enfrentan los alumnos de 3º y 4º de la ESO. E incluso también algún estudiante de bachillerato, a pesar de haber elegido ya en años anteriores, y sigue con dudas de qué carrera estudiar.

La mayoría de los jóvenes no saben bien qué elegir, ni qué estudiar el día de mañana. Se ven influenciados por los amigos, por la familia, por la presión social o por esa asignatura que no les gusta y que se les atraganta.

Y ven ahora, la oportunidad de quitársela para siempre, porque piensan que no valen para ello.


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La sociedad en la que vivimos ve los estudios de letras como los estudios fáciles, cómodos, sin esfuerzo e incluso muchos piensan -y se atreven a decir- que son para tontos.

Mientras que los estudios de ciencias los ven como los difíciles, arduos, complejos, con prestigio y para listos.

La presión social y familiar pesa mucho con ese «elige lo que más te guste» que va seguido muchas veces de un «yo te veo más para….». Condicionando al joven hacia lo que consideran más prestigioso o les gustaría a sus progenitores.

«La mayoría de los jóvenes no saben bien qué elegir, ni qué estudiar el día de mañana»

Cuántas familias se les llenan la boca de orgullo diciendo que su hijo estudia Ingeniería, Medicina o Derecho y ADE.

Pero a veces omiten si están contentos estudiándolo, o los años que llevan estudiando y no terminan, o si llevan tiempo buscando trabajo y no lo encuentran.

En cambio, si su hijo decide estudiar Filosofía, Magisterio, Arte… dicen quejosos y medio avergonzados que es lo que a él le gustaba o se ha empeñado. Así como aseverar que usted ya le dijo que valía para mucho pero…

Y otras veces, la presión viene por tener que seguir la saga familiar, sin tener en cuenta los gustos del chaval.

Luego están los que sólo se fijan en las salidas laborales y en el dinero que pueden ganar.

Pero no nos engañemos, cada año salen miles de ingenieros, de médicos, de abogados, de farmacéuticos, de arquitectos, de maestros, de enfermeros, de veterinarios…y señores, seamos realistas, no hay trabajo para todos.

Sólo unos pocos acceden al mundo laboral el primer año y dentro del campo de lo que han estudiado y otros muchos acaban realizando otros trabajos que poco tiene que ver con sus estudios para poder vivir.


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Todo esto daría mucho para hablar de otro tema muy interesante, ¿universidad o formación profesional?

También muy etiquetado por nuestra sociedad: el que vale para estudiar a la universidad y el que no vale, al oficio, según muchos es lo que da prestigio social o no.

¡Señores! Esta sociedad tiene que cambiar de mentalidad, no es más el que estudia una carrera que el que estudia una Formación Profesional.

No hay carreras de listos, ni de tontos. No hay carreras de primera, ni de segunda. No hay carreras más importantes que otras sino diferentes.

Ahí está la riqueza, y lo que las hace especiales son las personas que las enseñan y las estudian. Cuando hay verdadera vocación y deseando dar lo mejor de sí.

Lo que hace especial a un profesional independientemente de su ámbito laboral, es su excelencia profesional, su integridad personal, su educación y sus valores.

Todas las profesiones son necesarias e importantes dentro de la sociedad, por lo tanto, necesitamos médicos, ingenieros, maestros, poetas, artistas, fontaneros, comerciantes, peluqueras…

«Luego están los que sólo se fijan en las salidas laborales y en el dinero que pueden ganar»

Estudiar es duro y no es fácil. Por eso estudiar una carrera durante 4 años, que no te gusta, que no va con el lado dominante de tu cerebro o con tu personalidad, con tus intereses y sueños, tiene que ser muy arduo.

La vida ya es dura y difícil para complicarla aún más.

Mi consejo para los estudiantes que tienen que elegir sería:

Pensar e imaginar en qué os veis trabajando, qué os gustaría hacer cada mañana, cada día.

Perseguir ese sueño que os hará feliz. Si os imagináis en varios trabajos, entonces, buscar los pros y los contras de cada uno, pero pensar que tiene que ser algo que os guste, que os haga disfrutar porque así, daréis el máximo de vosotros. Piensa si eres más creativo, si tienes más don de gentes, si te gusta la investigación…

Olvidaros de las presiones sociales y familiares, de dónde se gana más dinero o menos, porque no sabemos al final que nos deparará el destino.

Creer en vuestro gran potencial, en el que cada uno llevamos dentro y potenciarlo al máximo con optimismo y positividad.

No dejéis que os etiqueten, tu vales para… Escucha la voz de tu interior. El mundo está lleno de grandes genios etiquetados, por los que nadie daba nada cuando eran jóvenes y que luego llegaron muy lejos.

Sois los protagonistas de vuestra propia historia, de vuestra vida, de vuestro futuro.

«Pensar e imaginar en qué os veis trabajando, qué os gustaría hacer cada mañana, cada día.»

Escuchar y recoger todos los consejos y por último decidir. Sin miedo a equivocarse, siempre se puede volver a empezar un camino nuevo. Buscar diferenciaros del resto, marcar la diferencia enriqueciéndoos académicamente y personalmente.

La vida es algo más que estudiar y estudiar, que acumular títulos y masters, que letras o ciencias, la persona humana se compone de mente, cuerpo y alma.

Hay que cultivar las tres para crecer y saber dar lo mejor de uno a esta sociedad.

*Cristina Gil Gil es autora del libro La profe responde y del blog Ideas para crear y disfrutar