En las Cortes de Aragón se comienza a mascar el inicio de la campaña electoral. Y por partida cuádruple: europeas, generales, autonómicas y municipales. Y eso, aunque lo nieguen ante los focos, es puro nervio para los políticos.

Unos desconocen si la misma silla que ocupan ahora será la misma en la próxima legislatura. Otros se huelen que no repetirán en las listas electorales. Alguno no sabe ni hacía donde irá su partido. Y otros tocan el éxito electoral crecidos por las encuestas sin iniciar la campaña.


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En este cóctel, casi explosivo, está todo por resolverse. Las cartas están sobre la mesa. Y ahí, los partidos están jugando su estrategia marcando cada uno de los mensajes para la campaña.

En el día de ayer, en el parlamento aragonés, se podía sentir un sentimiento incómodo de expectación. De qué pasará. Por lo menos, el ‘chico nuevo’ de Ciudadanos, el candidato Daniel Pérez Calvo, se dejó ver por el Palacio tras su nombramiento. Durante toda la mañana, repartió sus impresiones con los diputados de un lado y de otro. El extremo centro, dicen.

Y llegó la fotografía esperada. El candidato naranja se cruzó con el presidente Lambán, se estrecharon la mano y hasta un ‘buena suerte’. Los sondeos electorales sitúan a Ciudadanos como el decisor. O el relator del nuevo tiempo político más allá de mayo. Quizá ese ‘buena suerte’ sea en pocos meses un pacto político entre ambos. 


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Las encuestas no dejan de caldear el ambiente marcando tendencias. La fotografía fija de un momento. Y según éstas: todo está abierto en Aragón. Nadie lidera el pelotón con soltura.

Es cierto que el presidente Lambán juega la carta más fuerte: es capaz de marcar la agenda como líder del gobierno. Y todos sus consejeros van detrás.

Los populares aspiran a ser el partido más votado (otra vez). Sin embargo, el poco empuje que muestran en el inicio del año no es capaz de catapultar la imagen de su líder Luis María Beamonte al común de los mortales.

El Partido Aragonés aún no sabe a qué aspira: está en duda mantener su incursión electoral con el PP o mantener su esencia aragonesista en solitario. No es buen augurio mantener una profunda crisis interna a menos de tres meses de las elecciones.

Ciudadanos maneja los tiempos desde la invisibilidad que ha mantenido durante toda la legislatura. Siempre a rebufo de los dos partidos mayoritarios, o con ideas importadas de otras comunidades para aplicarlas en Aragón. Su único éxito: la (casi) supresión del impuesto de Sucesiones.


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Eso sí, el aire fresco de ‘su independiente’ Daniel Pérez Calvo ha traído ilusión al partido naranja. Es, por fin, lo más parecido a un rival que puede tener Lambán o Beamonte.

En cuanto a Podemos, sobreviven. Poco más. Su previsión electoral no es buena. Y la crisis que están padeciendo con las primarias de Zaragoza en Común no ayuda. Ni siquiera con una candidata -Maru Díaz- que es capaz de mejorar al ‘olvidado’ Pablo Echenique.

Chunta Aragonesista tendrá -seguramente- el resultado más injusto posible. El buen trabajo del consejero José Luis Soro en el gobierno de coalición con el PSOE deberán sacarlo a relucir con esmero en tanta macedonia de intereses electorales.

Y desde la izquierda: está en duda si pueden rescatar el voto huérfano de Podemos al haber sido poco combativo con el PSOE de Lambán en las discrepancias internas del gobierno.

VOX es la incógnita. Nadie sabe qué pasará con la formación de Santiago Abascal. Las encuestas lo sitúan en las Cortes de Aragón con un peso discreto. Quizá sea clave para que la balanza gire hacía la derecha.