Hace unos días pude asistir al ‘Santander Women Now Summit’ en Madrid, una gran ocasión para testear discursos, datos y opinión acerca del papel de la mujer y del hombre en nuestra sociedad, y conocer, particularmente, en qué punto nos encontramos dentro del camino hacia la igualdad, que ya es evidente, es necesario en todos los aspectos.

Comparto lo que muchas de las personas que formaron parte del gran elenco de ponentes comentaron: igualdad desde el liderazgo y la inclusión. Porque sí: creo más en la colaboración que en el conflicto. Pero voy más allá. Para lograrlo, antes hay que hacer un ejercicio personal.


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Porque si realmente queremos estar en puestos directivos de poder y tomar decisiones importantes en libertad; si queremos que haya una transparencia real en la selección del personal; si queremos que el desarrollo profesional sea por igual en mujeres y hombres y en equilibrio con nuestra vida personal; si queremos dejar huella e influir en la sociedad; y si queremos que los casos de violencia de género sean menos, digamos con seguridad «yo puedo». Reforzar nuestra valía personal, ese es el secreto.

Lo primero eres tú para conseguir la igualdad. Se trata de conocerte, confiar en ti misma, detectar tu talento, dejar que salga con seguridad y poner nombre, sin miedo, a tus debilidades para superarlas. Esto, pienso, debe ser el paso previo para conseguir el éxito. Llévalo donde quieras… al terreno profesional o al familiar y personal.

Porque el nuevo feminismo al que me suelo referir parte de una idea madre: hombres y mujeres iguales en valor y dignidad, resaltando lo que nos diferencia y complementa. Deben, ambos, dejarse aupar, pero permítanme que diga que la igualdad se conseguirá potenciando en gran medida el liderazgo femenino. Hoy todavía muy ausente en importantes esferas de la sociedad.

«El nuevo feminismo al que me suelo referir parte de una idea madre: hombres y mujeres iguales en valor y dignidad, resaltando lo que nos diferencia y complementa»

En estas, me gustó escuchar a Enrique Polo de Lara hablar de conciliación como el gran reto para España, apostando por equipos diversos, que rindan más en menos, y sobre todo, concilien. Y a Antonio Garrigues Walker pedir que huyamos del populismo para ser realmente liberales. O a Carlos Baute declarando que esto es una lucha global y es imprescindible que más hombres se sumen.


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No creo en un discurso victimista. Confieso que la queja me aborrece. Hazte valer, decide, emprende, pide, no te cortes por sentir eso como mujer, por pedir un aumento de sueldo o irte del trabajo para cuidar de tus hijos. La sociedad necesita mujeres de verdad, sin poses, ni “vestidas” de hombres para alcanzar éxito y relevancia. Nos hacen un flaco favor. Despertemos mujeres reales.

*Ana María Farré Gaudier es Co-Fundadora de Mujeres Influyentes de Aragón (Womantalent España)