Es curioso observar cómo la corriente de los ríos mediáticos que nos lleva arrastra unos desperdicios bastante desagradables. Os propongo una imagen no muy bucólica de un río más o menos caudaloso, como podría ser nuestro Ebro. Ese río que representa lugar de comunicación, de creación de riqueza, de desarrollo, de progreso… pero también de infidelidades, de perversiones, de voluntades pagadas…

Hago un repaso relámpago (a sabiendas de que me voy a dejar unos cuantos casos por el camino) de corrupciones varias financiadas por ese 50% de los ingresos de cada familia y que ese voraz estado controlado por políticos, burócratas, oligarcas, sindicalistas, patronal y funcionarios, se encarga de dilapidar de formas alejadas a la eficiencia, la justicia y la libertad responsable.

Aviso que no voy a colocar la sigla del partido político afectado porque ninguno de los que ha tocado presupuesto se salva.

Ahí va la letanía:

Las comisiones del 3% y más en Cataluña… ‘roba’ por nosotros

El ‘clan Pujol’ y el ‘Espanya ens roba’… ‘robad’ por nosotros

Los millones para los parados de Andalucía del caso ‘EREs’… ‘roba’ por nosotros

Pack Gürtel, Lezo, Púnica, Bárcenas, Bigotes y compañeros mártires… ‘robad’ por nosotros

Responsables en sindicatos y patronales detrayendo a trabajadores y empresarios recursos para la formación… ‘robad’ por nosotros

Rescate de la banca controlada por políticos (o sea, las cajas de ahorros)… ‘robad’ por nosotros

Depuradoras de Aragón… ‘robad’ por nosotros

Caso Plaza… ‘roba’ por nosotros

Empresas públicas de Aragón… ‘robad’ por nosotros

Tranvía de Zaragoza… ‘roba’ por nosotros

Todos los corruptos del país… ‘robad’ por nosotros

Y, por supuesto que nos indignamos, que salimos a la calle todas las veces que haga falta, que nos gustaría que devolviesen hasta el último euro de lo que se han llevado. Creo que en eso estamos todos, menos ellos y no son pocos, en el mismo bando.

Y tenemos para ello al poder judicial. Lentos pero seguros. ¿Alguien se ha parado a pensar cuantos corruptos están ya en la cárcel cumpliendo condena o esperando juicio, o cuantos se hayan investigados o procesados?

También estaremos de acuerdo en que nos sabe a poco. Vale, pero al menos hay algo que funciona aunque sea de forma precaria. Poco a poco va cayendo esta banda de ladrones.

Cuanta mala leche nos produce todo esto, ¿verdad?… Andalucía, Murcia, Valencia, Asturias, Madrid, Cataluña… también en Aragón.

Y, sin embargo, ni de lejos, estos casos deberían poner en cuestión el sistema político que padecemos. Esa basura que deshace y que corrompe de verdad no parece emerger sobre las aguas de ese río que representa la vida en sociedad.

Esa basura no flota, esa porquería no se ve. Está disuelta en el agua, o bucea por el lecho del cauce, o se esconde entre la vegetación de la ribera (¿he dicho ‘ribera’?… ¡qué susto!, que esta es con ‘b’ y no con ‘v’)

No quiero plantearos una trampa pero creo que en una democracia hay categorías que debemos defender y guardar de los desaprensivos por inútiles o por totalitarios que quieran acceder al poder. Los ladrones del dinero recaudado por el estado están siendo perseguidos y juzgados por la justicia. Esperemos que caigan todos y que paguen por ello.

Mientras tanto se producen otro tipo de latrocinios, de expropiaciones, de estafas, de atentados contra la libertad sin que exista una percepción clara y nítida de sus consecuencias letales a medio y largo plazo para nuestro modo de vida en libertad, convivencia y progreso.

Y me refiero a decisiones de políticos ya sea en el gobierno nacional, autonómico o local o como dirigentes de sus partidos. También a la de aquellos burócratas, asesores o personas influyentes apesebrados por el dinero público que instan a tomar decisiones perniciosas para el interés común.

En este selecto club incluiré a todos esos trabajadores públicos que no ponen a los ciudadanos en el centro de sus desvelos profesionales. Otra sección la reservo para sindicatos y patronal, que también confiscan legalmente, eso sí, derechos de trabajadores y empresarios.

Y en general todos aquellos que reciben de forma totalmente arbitraria un euro de dinero público que cada español (excepto vascos y navarros que van a parte) se esfuerza día tras día en ganar con el sudor de su frente.

¿Acaso alguna decisión de las que relacionaré a continuación ha sido tomada fruto de decisiones que cuenten con el mínimo consenso en el seno de la sociedad civil?

Allá voy:

– Referéndum de independencia en Cataluña

– Uso de dinero público para adoctrinamiento político en comunidades nacionalistas

– Aprobación de leyes tributarias ilegales como la amnistía fiscal

– Incremento salvaje de impuestos nacionales (IVA, IRPF o IS) o autonómicos (tramo autonómico del IRPF, céntimo sanitario o sucesiones y donaciones)

– Control total de las televisiones públicas o compadreo con las privadas (han decidido que sólo puede haber dos: A3Media y Mediaset)

– Decisiones del departamento de educación del gobierno de Aragón anuladas por el poder judicial

– Ausencia de democracia interna en los partidos políticos

– Politización de la elección de miembros de las altas instancias del poder judicial

– Secuestro por parte de las cúpulas de los partidos políticos del parlamentarismo

– Imposibilidad de la elección directa de nuestros representantes políticos (los eligen por nosotros esas omniscientes cúpulas)

– En plano corto hay multitud de decisiones que afectan a nuestro día a día como ciudadanos: Prohibiciones u obligaciones absurdas que complican nuestra vida en sociedad y no la facilitan o la exigencia de ridículos trámites para poder realizar cualquier tipo de actividad, empresa o iniciativa que no sea de la cuerda del gobernante de turno.

Seguro que tú podrías abonar la lista y seguramente se nos haría interminable… te invito a que la amplíes en los comentarios.

Mientras tanto hay movimientos callejeros que plantean mociones de censura imposibles y cúpulas de partidos que consienten el desmontaje del estado democrático y de derecho que es la base del progreso, la justicia y la libertad: propongo una moción al estado partitocrático a través de un golpe a la censura de nuestras libertades.