Hay un libro fantástico titulado ‘El poder de la estupidez’, de Giancarlo Livraghi. Define perfectamente a los estúpidos y las estupideces. Pues bien, el independentismo es un ejemplo notable.

Cuando las acciones de unos pocos tienen consecuencias sobre muchas personas, y ni unos ni otros obtienen beneficio, estamos ante la «estupidez del poder». Y el Sr. Puigdemont y sus colegas han batido récords.

No han conseguido nada para sí mismos como líderes políticos, no han conseguido nada bueno para los catalanes. Ni tan siquiera se atisba un final decente para quienes querían la independencia.

En cambio las consecuencias van a ser gravísimas. ¿De verdad era necesario tanto daño? Fractura social, declive económico, imagen pésima en el exterior y heridas abiertas que tardarán décadas en cerrarse.

«No han conseguido nada para sí mismos como líderes políticos, no han conseguido nada bueno para los catalanes»

Tanto daño para un triste amago de declaración de independencia, porque poco más ha habido. Para una pantomima intolerable después de días de esperpento y tensión a raudales. Para llegar a un final en el que nadie ha conseguido nada y todos hemos perdido algo.

Muchos acusan a Puigdemont y sus correligionarios de cobardes, otros de espabilados, incluso de locos. Creo que la definición correcta es que han sido unos auténticos estúpidos.

La “declaración de independencia suspendida”, ese quiero y no puedo, no ha sido sino un ejemplo de dimensiones colosales de hasta dónde puede llegar la estupidez humana.

«Acusan a Puigdemont y sus correligionarios de cobardes, otros de espabilados, incluso de locos. La definición correcta es que han sido unos auténticos estúpidos»

Esperemos que entre todos resurja la sensatez, para tratar de evitar males mayores. Cataluña no lo merece, cuesta creer que pueda aceptar semejante ridículo.

Confiemos en que, como dice Livraghi, nadie es estúpido por completo. Porque sino los catalanes están perdidos. Al menos hasta que las urnas les vuelvan a permitir demostrar que no es esto lo que quieren. Que no aceptan la estupidez independentista.

*Javier Martínez Romero es diputado y portavoz adjunto del Grupo Parlamentario de Ciudadanos en las Cortes de Aragón