Hace tiempo que estamos expectantes ante noticias que nos indican las dificultades que tienen muchas empresas para encontrar determinados perfiles vinculados a la tecnología.

Son profesiones que hace 15 años no existían ni se perfilaban como necesarias. Y tampoco hace tanto teníamos unas cifras de desempleo que producían horror.


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Afortunadamente, aunque no hemos salido de esa crisis, ciertamente estamos ligeramente mejor, pero también es cierto que han cambiado muchas cosas. No podemos negar la precarización del mercado laboral.

En la actualidad, la mayoría de proyectos laborales tienen fecha fin y con una remuneración inferior a los salarios anteriores a la crisis. Además, la ruptura de la burbuja económica nos enseñó que un contrato indefinido genera una falsa seguridad en las personas que tienen esa relación contractual.

Igualmente, el mercado laboral actual, nos ha dejado claro que las personas tenemos ya una vida laboral desarrollada en varias empresas. Eso de jubilarte en la empresa en la que comenzaste es algo del pasado. Las personas que estamos trabajando actualmente vamos a trabajar por cuenta ajena y alternando en épocas la cuenta propia. Cada vez se trabaja más por proyectos.

Lo único es que no podemos pretender que la oferta y la demanda estén en equilibro sino diseñamos los planes de estudios con las empresas con un papel activo. Los grados de formación profesional son vistos ya con otros ojos; muchos de sus alumnos, antes de acabar sus estudios ya los fichan las empresas.

Los reclutadores dicen que son estudios muy prácticos. Es más, muchos universitarios que tras acabar sus estudios se encuentran sin opciones laborales, deciden ampliar sus estudios con algún grado de formación profesional.


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Está claro que las competencias digitales son imprescindibles para todos los perfiles profesionales. Desgraciadamente, no todos los que están trabajando tienen el nivel óptimo de conocimientos y competencias digitales.

Es necesario preparar un plan integral de reciclaje. Hace poco, hablando en un evento de networking con un emprendedor, me comentaba que no encontraban desarrolladores web y habían decidido incorporar a personas con ganas y actitud para formarles desde cero. Les estaba funcionando esta fórmula porque lo veían como inversión y no como un coste.

No podemos olvidarnos de personas que ya están en el mercado laboral, aunque su empleabilidad esté obsoleta para las competencias profesionales requeridas ahora. Con motivación, afán de superación y ganas de tener una oportunidad todo es posible.

Al mismo tiempo, sorprende, por ejemplo, que en Aragón en el 2018, los perfiles más demandados han sido los profesionales relacionados con la hostelería (camarero), con el sector ventas (comerciales) y con la industria (operario).

Aunque sí que es cierto que estos puestos de trabajo para los que se requiere menor cualificación, han incorporado especificaciones que antes no eran necesarias. Cada vez se requiere gente para esos puestos con competencias técnicas e idiomáticas para ser capaces de atender a todo tipo de clientes. El cliente cada vez quiere un trato más personalizado y adecuado a sus necesidades.

El mercado laboral español es poco flexible; existen una diversidad de fórmulas contractuales que no encajan con las necesidades de los trabajadores del conocimiento o de las personas que trabajan por proyectos.


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Estamos ante un panorama laboral complicado a la par que retador y lleno de oportunidades. Vivimos en la época en las que las maquinas empiezan tímidamente a sustituir a personas, básicamente, en puestos de trabajo mecánicos y repetitivos. Esto va a seguir en aumento.

Muchas personas se irán al desempleo, sin embargo, surgirán, nuevos puestos de trabajo, para los que se precisará gente. Tenemos que anticiparnos y comenzar a preparar a esas personas para las competencias digitales, de robótica e inteligencia artificial necesarias para poder enfocarse a esas nuevas profesiones.

El cambio empezó hace años. No podemos volver atrás, sino que a partir de hoy tenemos que hacer las cosas de otra forma. Aunque permanezcamos estáticos, el mundo no deja de evolucionar. Hemos sido testigos de como determinados problemas del mercado laboral, que estaban hace décadas, por mirar a otro lado, han vuelto con más fuerza. Algunos sectores productivos están agotados y no podemos abandonar a esos profesionales a su suerte, merecen una oportunidad.

Debemos volver a poner en el centro a las personas, aportan un valor irremplazable y no podemos tratarlas como un mero número. Está claro que las empresas están para ser rentables y ganar dinero, aunque no pueden olvidar que, si tienen personas contentas y motivadas, les ira mucho mejor. Todo está relacionado.

¿Qué futuro nos espera?

*Juan Martínez de Salinas Murillo es consultor estratégico de gestión de personas, speaker y formador