A poco para celebrar el día dedicado a todas las madres, las felicito de veras, y me detengo unos minutos para hablar de la maternidad. Esa realidad extraordinaria biológicamente posible que hace única a la mujer, le confiere un sagrado poder… crear vida y protegerla. No perdamos esta perspectiva.

Me instalo en ella para bucear en algunas reflexiones que me surgen y aprovecho para transmitir. 

Porque percibo ataques y desprotección hacia la maternidad, cuando pienso en ella como verdadero antídoto frente a la comodidad, el conformismo y la inoperancia social. Que ser madre frena de golpe nuestras tendencias más individualistas y las redirige con ternura, aun en los peores momentos.

Una bonita virtud de personas fuertes -que no débiles- que, sin duda, restan frío y conflicto en nuestra sociedad.Estoy convencida, de hecho, que con mujeres al frente de las negociaciones, habría menos episodios de guerra y violencia.


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El feminismo entendido desde la igualdad entre hombres y mujeres considerando lo que nos diferencia y complementa, debe revalorizar a las madres y a la maternidad, sin dejar que se pierda el genio femenino que transforma sociedades, las hace ricas y diversas.

«La maternidad activa y revoluciona los talentos de la mujer. Maternidad y ecología se unen, ambos hay que cuidarlos»

No me cansaré de decir que la maternidad activa y revoluciona los talentos de la mujer. Maternidad y ecología se unen, ambos hay que cuidarlos, dedicar energías para defenderlos con fuerza y con pasión si de verdad deseamos que nuestro mundo y nuestro futuro se sostengan.


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En este sentido, apostar por el liderazgo femenino en todas las áreas de nuestra sociedad, y concretamente en su maternidad, es el gran reto para Occidente, en el que se hace indispensable la acción inexcusable del Estado y, como no, de la propia mujer decidida a reforzar su valía personal.

*Ana María Farré Gaudier es Co-Fundadora de ‘Mujeres Influyentes de Aragón’ (Womantalent España)