Si existe un desafío esencial para las ciudades en el futuro más inmediato ese no es otro que el de la movilidad.

Cada día, salimos de nuestras casas, acompañamos a nuestros hijos al colegio, acudimos al trabajo, al instituto, a la Universidad, al médico, a la compra o simplemente a pasear…

Nos movemos, en definitiva, por las calles, andando, en bicicleta, en los diferentes transportes públicos o en nuestros vehículos privados.


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Pocas cosas afectan a nuestra vida de una forma tan cotidiana. Y éstas son responsables de manera directa de un tercio aproximadamente de las emisiones contaminantes. Hablamos pues, de calidad de vida cotidiana, pero también de salud y sostenibilidad ambiental.

Nos enfrentamos a una revolución histórica. Principalmente, por las exigencias de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la Cumbre de París. Y también, tras la toma de conciencia de gigantes como China sobre la insostenibilidad del actual modelo de transporte y movilidad urbana.

Nos enfrentamos a una revolución histórica: cambiar el modelo de movilidad por un sistema más sostenible y humano

Una revolución que ya hemos visto patente en el reciente plan de viabilidad de Opel y que supone que en 2024 toda la producción de Opel será eléctrica o híbrida.

Ante esta realidad, Zaragoza corría el riesgo real de perder el tren de este cambio estructural tan profundo.

El gobierno de Zaragoza en Común, pese a su pátina de medioambientalismo, apenas dedicó en su proyecto de presupuestos de 2018 una pírrica partida de 50.000 euros destinada a la extensión del vehículo eléctrico. Y no preveía ninguna partida específica para renovar la obsoleta flota de autobuses urbanos.

Fruto de la negociación presupuestaria, el PSOE ha presentado enmiendas para el fomento del coche eléctrico por valor de 500.000 euros para extender los puntos de recarga a lo largo y ancho de la ciudad. Así como 200.000 euros para ayudas a comunidades de propietarios para adaptar sus garajes a las nuevas tipologías de vehículos.

ZEC dedicó una pírrica partida presupuestaria de 50.000 euros para el vehículo eléctrico

Además, añadió 1,5 millones para renovar la flota de autobuses urbanos incorporando y creando líneas enteramente eléctricas.

En total, 2,2 millones de euros para afrontar el desafío de adaptar Zaragoza a las nuevas formas de movilidad eléctrica. Las herramientas están puestas, ahora hace falta que Zaragoza en Común sepa gestionarlas adecuadamente.

*Horacio Royo es asesor del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Zaragoza