La conjugación del impulso del sector público con el potencial financiero del sector privado es imbatible. Hay múltiples ejemplos de proyectos exitosos que han sido desarrollados de la mano: desde la política pero con la ambición empresarial. Sin embargo, cuando el mundo va hacia un lado siempre hay quien se empeña en ir hacia el otro. Este suicidio es aún más evidente en la izquierda política, habitual a encerrarse en sus dogmas más que en abrirse al futuro, y más aún cuando hay ejemplos prácticos de proyectos que han dado la vuelta a un entorno turístico o a una ciudad con la colaboración público-privada.


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En este sin sentido propio de un determino sector de la izquierda, hay dos proyectos que relucen en los últimos días: la inauguración del hotel de 5 estrellas de la vetusta estación de Canfranc y el proyecto para la reforma integral del estadio de La Romareda. El reciente estreno de la estación internacional como hotel de lujo, gestionado por el grupo Barceló, ha generado un cruce de descalificaciones en la política aragonesa por la adjudicación millonaria. Un proceso de gestión para el mencionado hotel, mediante una cesión de explotación comercial durante más de 50 años y a una empresa privada que es aplaudido por el Ejecutivo de Lambán. Una apreciación que cambia drásticamente cuando en el Ayuntamiento de Zaragoza, el PSOE de Lola Ranera junto al aval de Javier Lambán, se empecinan en poner piedras en la construcción de la futura Romareda.

Parece que sólo se puede iniciar un proyecto millonario y dejarlo en manos privadas cuando lleva el sello del Ejecutivo de Lambán, con la ejecución cómplice del consejero aragonesista José Luis Soro. En el caso de La Romareda, el PSOE ya se desmarcó del proceso de escucha activa con la sociedad civil para determinar dónde tendría que localizarse el futuro del estadio. Por casi una mayoría se decidió que la actual Romareda. Ahí, el PSOE siguió sin apoyar el proceso de construcción y sigue en una línea de intentar poner palos en la rueda. La última ocurrencia del equipo de Lola Ranera ha sido un informe encargado a dos catedráticos ajenos a la ciudad de Zaragoza y sobre los cuales ya se comienzan a conocer sus vínculos directos con el entorno de Lambán.

Es en este sentido el PSOE quién pone en cuestión la ejecución de la nueva Romareda y su explotación comercial para rentabilizar la inversión directa de 140 millones que harán los propietarios del club. Una inversión que, como pocas veces ocurre, no costará ni un céntimo de euro al Ayuntamiento zaragozano. Tan sólo piden los propietarios e inversores del club, con Jorge Mas a la cabeza, que el gasto que van a desembolsar en el nuevo estadio tenga una rentabilidad directa con la explotación comercial para más de 50 años. Esta idea no está ni contemplada por el PSOE municipal de la candidata Lola Ranera; cuando es precisamente en Canfranc la fórmula utilizada por el gobierno aragonés: un contrato de arrendamiento a 69 años, hasta el año 2092, con un ingreso de 400.000 euros por su alquiler anual y tras invertir en el entorno más de 30 millones.

Esto causa la queja, evidente, del PP de Azcón porque con dos ejemplos tan similares la incoherencia de Lambán y Ranera son claras. «¿Qué pasaría si el PP inaugurara un hotel de cinco estrellas como la izquierda?», reclama Jorge Azcón y con ello lo dice todo. La incoherencia aún va más allá cuando se repara en las sociedades mercantiles y los propietarios de éstas. En el caso de Canfranc, entre los propietarios de las compañías que figuran bajo la matriz Estación Canfranc 2018 SL, la compañía que ha impulsado el proyecto hotelero de la estación, esta el empresario aragonés Juan Forcén; un empresario e inversor aragonés con multitud de proyectos que sólo es criticado por el PSOE cuando el proyecto depende del Ayuntamiento de Zaragoza gestionado por Jorge Azcón.


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Porque al final, en todo este embrollo político, donde se insiste en poner zancadillas a la participación de gestores privados con conocimiento, hay algunos aún en el PSOE que tildan al candidato popular Jorge Azcón como un gestor que ayuda siempre a las grandes familias o las empresas con renombre.

Una acusación que quizá se deba replantear desde el Ejecutivo de Lambán, donde también atañe a Chunta y Podemos, porque no es baladí que sean estos los más beneficiados por las concesiones y licitaciones del Ejecutivo aragonés que por la gestión directa del PP en el Ayuntamiento de Zaragoza. Al final, en la incoherencia del PSOE y parte de la izquierda entre el hotel de Canfranc o la Nueva Romareda se demuestra que es mejor estar en silencio que quedarse en ridículo porque al final las cosas se conocen. Y quedas en entredicho.