Cuando apenas restan cuatro meses para que los zaragozanos acudan a la urnas, el debate presupuestario se ha convertido en el último acto de la gran farsa protagonizada por las izquierdas durante esta legislatura en el Ayuntamiento de la Inmortal.

No les quepa la más mínima duda de que los dimes y diretes que se lanzan desde hace semanas PSOE, Chunta y Zaragoza en Común, sobre sus respectivas responsabilidades en la ausencia de cuentas públicas municipales para 2019, no son más que escenas chabacanas. 

Y más que sabidas de una última pantomima: la traca final del sainete que comenzó en mayo de 2015 con un pacto de sillones para que Lambán se entronizara presidente de la DGA y Santisteve fuera elegido alcalde de Zaragoza.


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Nada anómalo, irregular o ilegítimo en ese pacto, excepto una cuestión clave que ha resultado fatal para el interés general de los zaragozanos: el único punto del acuerdo fue el reparto de sillones, no hubo ni un solo asunto más de negociación, no hubo programa de gobierno, ni proyectos comunes que sacar adelante en beneficio de la ciudad.

Fruto de esa irresponsabilidad, PSOE y ZEC se han limitado en estos tres años y ocho meses a aprobar juntos lo único que hace falta para mantener el gobierno, las ordenanzas y los presupuestos, para centrar sus esfuerzos en atacarse sin piedad y ponerse zancadilla tras zancadilla en el resto de cuestiones.

«Por eso es, más que urgente, imprescindible, devolver el próximo mes de mayo a los partidos de izquierda a la oposición»

Ahora, cuando Podemos ha decidido en su estrategia electoral romper con el PSOE de Lambán y no aprobarle el presupuesto autonómico, la respuesta de los socialistas estaba más que cantada: poner todo tipo de excusas para tampoco aprobar a ZEC las cuentas municipales de 2019.


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Estos son los líos de la izquierda. Y el gran problema es que los pagamos todos los ciudadanos.

Las respectivas prórrogas presupuestarias que supone esta confrontación cainita entre los socialistas y sus supuestos socios de la ultraizquierda (los comunistas de IU y los extremistas de Podemos, que al fin y al cabo es la suma principal de ZEC) tienen un coste terrible.

Sólo en Zaragoza, quedan bloqueados 70 millones en nuevas inversiones y transferencias. Las entidades sociales, culturales y deportivas son las más perjudicadas, pues sus convenios y subvenciones se paralizan automáticamente.

Por eso es, más que urgente, imprescindible, devolver el próximo mes de mayo a los partidos de izquierda a la oposición. Porque si quieren jugar con dinero, que lo hagan con el suyo, no con el de los presupuestos de todos.