Como viene siendo habitual cada vez que sube al poder un nuevo partido político, hay que cambiar todo lo que hizo el anterior. Valga o no, da igual. En este caso, le toca a la Ley de EducaciónSerá la novena reforma de educación desde 1970.

Entre las nuevas medidas propuestas por Sánchez, está la de no garantizar el español como lengua en las aulas, permitiendo así que sean las comunidades autónomas las que regulen en qué lengua pueden matricularse y ser examinados los estudiantes.

De nuevo una medida política que pretende asegurarse con ello votos de algunas comunidades. Y así, hacer que el idioma oficial de nuestro país, el español, pase a un segundo plano en dichas zonas de España.


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Otra novedad es el Plan Personalizado para los Estudiantes con asignaturas suspendidas. Y deja a los Consejos Directivos de los Centros Educativos la decisión de aprobar o de pasar de curso sin repetir.

El Gobierno de Sánchez también propone un Bachillerato de tres años. Y que los alumnos decidan en 3º de ESO su futuro. Con 14 o 15 años deben saber qué camino tomar: ciencias o letras. Y elegir las distintas optativas.

«De nuevo una medida política que pretende asegurarse con ello votos de algunas comunidades»

Una decisión bastante difícil para la mayoría de los jóvenes que no lo tienen nada claro. Incluso, a veces, estando a puertas de la EVAU.

Otra de las novedades es que al finalizar la Educación Secundaria, los alumnos recibirán el mismo título, independientemente de si cursan FP o BAC.

Toda la vida una calificación por debajo del 5 ha sido un no apto o un suspenso. Pero ahora no. El señor Sánchez, y la señora Celaá, han decidido ser muy buenos y regalar dicho título aunque tengan dos asignaturas suspensas que no sean simultáneamente lengua española, literatura y matemáticas y con menos un 5 de media. ¡Para qué van a esforzarse más los chavales!

Según la Ministra de Educación, Isabel Celaá, «el currículo educativo español está sobrecargado y es excesivo, necesita ser modernizado». Una paradoja, ya que la mayoría de los profesores opinamos que cada vez el nivel de los alumnos es más bajo, que cada vez aprenden menos y los objetivos y contenidos son menores que antes.

Filosofía y Ética serán dos asignaturas obligatorias. Y Religión no puntuará para la nota media, sugieren pasarla a extra escolar y ser Historia de la Religiones.

Por supuesto, esta nueva ley pone todas las trabas que pueden a la educación concertada y privada diferenciada, haciendo caso omiso al derecho de los padres a elegir el tipo de educación y centro que desean para sus hijos, proponiendo la supresión de la demanda social para los conciertos.


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Desde mi punto de vista, la educación tendría que estar centralizada con el mismo presupuesto económico. De este modo evitaríamos las diferencias curriculares y académicas entre comunidades. Y se darían las mismas oportunidades a todo el alumnado. Los alumnos de Andalucía aprenderían lo mismo que los de Castilla, Aragón, Cataluña o País Vasco, etc.

«Esta nueva ley pone todas las trabas que pueden a la educación concertada y privada diferenciada»

En cuanto a los exámenes de EVAU, si hablamos de igualdad para todos, deberían ser idénticos para todos los alumnos que estudian en España. Entonces hablaríamos de igualdad de condiciones, y no habría comparaciones ni discriminaciones entre centros y comunidades.

En vez de premiar la mediocridad aprobando con menos de 5, se debería incentivar la excelencia académica y premiar el esfuerzo de los jóvenes. Con motivación para superarse, no para acomodarse. Los padres son los responsables de la educación de sus hijos. Y ellos deberían ser los que decidieran qué tipo de educación quieren para ellos.

Por muchos cambios y leyes educativas que se aprueben intentando mejorar la educación española, lo cierto es que los tiempos cambian. Los niños y jóvenes cada vez tienen más distracciones y menos ganas de esforzarse en estudiar. Y la sociedad tampoco les ofrece muchos ejemplos a imitar que les animen, con los nuevos modelos de ídolos que hay hoy.

El éxito es trabajar en equipo padres, profesores y alumnos, todos a una, con constancia, esfuerzo y seguimiento día a día. Necesitamos una ley consensuada por la mayoría, que busque mejorar la educación de nuestros jóvenes, que sea estable, seria y de calidad.


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Con miras hacia la excelencia educativa tanto en contenidos educativos como éticos. Con libertad, respeto e igualdad de oportunidades. Y trato de todo el alumnado, profesorado, padres y centros educativos sin estar politizada ni utilizada por los partidos políticos como arma electoral para sus votos.

No sé si algún día lo veremos. Que los políticos lleguen a un acuerdo parece casi imposible. Todos debemos trabajar en ello y tratar de conseguirlo por el bien nuestros niños y jóvenes. Por el bien de la futura sociedad española.

*Cristina Gil Gil es autora del libro La profe responde y del blog Ideas para crear y disfrutar