Andan enfurruñados los de Podemos y ZEC porque les han dejado sin cinemateca. El resto de burdos concejales han dado luz verde a convertir el antiguo cine Elíseos en… ¡un Mc Donalds!

La verdad es que este tipo de franquicias no tiene muy buena prensa entre la progresía, salvo cuando tienen hambre, claro. Es más cool teclear con un iPad en un Starbucks. O poner una cinemateca aragonesa, esa era la alternativa de los morados maños. ¿Cómo defender a una hamburguesería frente a una propuesta tan refinada?

Quizá, por eso, algunos concejales hayan votado a favor porque no quedaba otra, era un acto reglado, dicen resignados. Pero si me lo permiten, creo que debería autorizarse y celebrar la apertura del restaurante con alegría y sin complejos.

¿Qué necesita, hoy, la ciudad? ¿Qué el ayuntamiento se gaste el dinero público en reformar y mantener otro edificio subvencionado para que artistas subvencionados organicen ciclos subvencionados sobre películas subvencionadas?  ¿O que emprendedores arriesguen su dinero, creen puestos de trabajo y paguen impuestos con los que costear servicios públicos?

«Este tipo de franquicias no tiene muy buena prensa entre la progresía, salvo cuando tienen hambre, claro»

Lo primero se llama intervencionismo y keynesianismo. Lo segundo libertad de empresa y crecimiento económico. Y ya sabemos a qué conduce cada cosa: una, a perder (más gasto público, más deuda y coste de oportunidad de servicios públicos); la otra, a ganar (empleo, beneficio empresarial e ingresos públicos derivados de impuestos de la actividad).

Todos los que tenemos una edad nos ponemos nostálgicos cuando un edificio deja de ser lo que fue, aquello con lo que identificamos un pasado al que sentimos apego; pero, ¿debe la melancolía impedir nuevos proyectos? ¿Debemos gastar el dinero público en nuevas acciones culturales de dudoso recorrido y que, en cualquier caso, ya tienen cabida en muchas otras instalaciones en Zaragoza? La deuda pública está llena de caras ocurrencias.

Yo, como diría la vice Calvo, soy más de cañas y berberechos, y por eso no me verán mucho por el nuevo McElíseos. Teniendo tan cerca La Matilda, el Almagro 12 o la Marmita, cómo preferir comida rápida. Pero la morriña o los gustos personales no deben ser la causa de las decisiones, menos aun cuando afectan al dinero de todos. Por ello, desde alguno de aquellos bares brindaré por lo que fue y por lo que será el cine Elíseos. Porque los de ayer aun estemos para verlo y a los de mañana ¡que aproveche!