¿Apoya usted los indultos?, preguntaba Carlos Alsina, hace unos días, al próximo barón del PSOE andaluz. “Desde luego”, era la respuesta. Y el periodista preguntaba de nuevo: ¿Y si el presidente estuviera en contra?”, y el socialista respondía “Entonces estaría en contra”. Así de simple y así todos. Cualquiera que tenga amigos del PSOE que vivan del presupuesto público habrá podido comprobar cómo varían las convicciones según el criterio orgánico.

Acomodados en el pesebre público y teniendo a Sánchez y a Redondo pensando por todos, cualquiera se atreve a defender lo mismo que defendía hace meses. Con la coherencia no se come, pero con el carné sí. Y Lambán no es una excepción. Eso sí, ha sentido la necesidad de justificarse en una carta en la que, excusatio non petita, intenta convencernos de lo que ni él está convencido. Patético.

Su carta es un sí pero no, luego un no pero sí, para terminar con un más de lo mismo. Así, primero nos dice que sí está que en contra, “por convicción”, de los indultos, que no deberían existir; pero que, “por utilidad pública”, conviene prescindir de la convicción. Sí, en general, pero no, si los da Sánchez. Eso son convicciones profundas, claro que sí.

Marxismo puro, pero del de Groucho. Luego reconoce que es escéptico con que los indultos pueden ayudar al resolver el conflicto con los indepes (es decir, duda de la “utilidad pública” que le ha servido de argumento en el párrafo anterior); pero sostiene que Sánchez tiene derecho a intentarlo. No cree que sirvan, pero dejemos que prueben a ver que tal, nos dice, como si de un experimento se tratase. Pero no lo hacen con gaseosa, sino con la igualdad ante la Ley y la separación de poderes. Qué más da….

Y termina la carta con un desesperante más de lo mismo. De nuevo Lambán defrauda a quienes le tenemos por una persona inteligente, cuando nos viene con la perorata de falsas soluciones: reforma de la constitución, nuevo estatuto, ampliaciones competenciales, etc etc. ¿De verdad se cree que eso satisfará a los indepes? Así, el Sr. Lambán se suma al relato enlatado del diálogo y de la concordia. Lo de que tenga algo que ver la necesidad del apoyo parlamentario de los indepes para seguir en la Moncloa, no entra en su análisis. 

No sé qué parte de la carta resulta menos creíble. Pero siempre habrá gente dispuesta a dejarse engañar y, más aún, a engañarse a si mismo. Quizá le haya pasado eso mismo al propio presidente de Aragón. En fin, Sr. Lambán, Sánchez ya insulta a nuestra inteligencia todos los días, no lo haga usted también.