El pasado año el Excmo. Ayuntamiento de La Sotonera, inició un proyecto innovador, en principio, para dar visibilidad a uno de sus productos estrella, un concurso fotográfico en el cual podrían participar todos aquellos amantes de este arte. Sin dudarlo un momento decidí invertir mi tiempo en desplazarme hasta la zona para tomar unas maravillosas instantáneas, ya no por mi ingenio, si no por la belleza del entorno que poseen los vecinos de esta zona.

A dicha institución, le debió gustar el resultado, ya que a los pocos días recibí un email, confirmándome que había sido uno de los ganadores del concurso, dándome indicaciones para recibir el premio, ya solo con ese email me sentí recompensado…y así fue…”con eso me quedé”.

Tras la espera a su respuesta para recibir el premio, me puse en contacto con el Excmo. Ayuntamiento, para ver como iba el proceso, ya que no tenía ninguna noticia y de nuevo…” con eso me quedé”, pasaron las horas, los días, los meses y seguía insistiendo, temiendo, ingenuo de mí, que habría hecho algo mal, sin obtener respuesta alguna. 

Quedan pocos días para que cumpla un año y a sido hoy cuando el misterio ha sido resuelto…al menos para este actual Excmo. Ayuntamiento de La Sotonera, el premio ya estaba adjudicado a otras personas y el mío ”debió ser un error”, palabras textuales.

No dudo ni por un momento que las fotografías premiadas merezcan el premio, de lo que si dudo firmemente es de la veracidad de sus palabras, con cierto tono jocoso, a mi parecer.

Dudo también de la eficiencia de esta institución, puesto que su respuesta después de casi un año es que no han contestado porque reciben muchos emails y llamadas en el ayuntamiento, espero, por el bien de los vecinos de esta comarca, que solamente hayan dejado de responder a las llamadas y correos por mi enviados.

La indiferencia y la falta de empatía es uno de los problemas de este mundo y en este Ayuntamiento se encuentra muy presente en este caso.

Realmente no sé ni cual era el premio, ni si lo merecía o no, lo que sí sé es que todos merecemos sentirnos escuchados y si tuvieran un momento en su “ajetreada” jornada laboral, repleta de llamadas sin contestar y emails sin abrir, no estaría de más reconocer los hechos y enviar una disculpa y si esta fuese verdadera, me sentiría agradecido. 

*Rafael Martos