Según la RAE, educar es en algunas de sus acepciones: dirigir, encaminar, doctrinar; enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.

Pensarás: ¡vaya cómo ha comenzado! ¡Claro, que sí! Clara, concreta y concisa.

Todos hemos sido adolescentes y hemos tenido nuestra época de rebeldía. No estudies escuchando música, porque te distrae y no memorizas. Automáticamente, subías el volumen.

En verano, había que hacer la digestión después de comer. No puedes bañarte en la piscina, o en el mar, hasta que no hagas dos horas de digestión

Palabras mágicas para que tuvieras unas ganas irrefrenables de meterte en el agua. Y podría seguir…


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Sinceramente, decirle a un adolescente ‘no’ o prohibirle hacer algo es la excusa perfecta y suficiente para que instantáneamente lo haga. En ocasiones, hay que decirles ‘no’, por supuesto. Dejemos, brevemente, a un lado la postura psicológica y pedagógica. Y enfoquemos desde la parte más humana.

Pongamos que se prohíben por ley los smartphones en los centros educativos. ¿Cómo se van a regular las penalizaciones e infracciones? ¿Qué consecuencias tendrá el incumplimiento de esas normas?

Porque castigar a los alumnos enviándoles a casa expulsados un día; igual más que un castigo es un premio. Motivándolos en el uso del móvil, en vez de intentar penalizar la conducta en concreto…

«Decirle a un adolescente ‘no’ o prohibirle hacer algo es la excusa perfecta para que lo haga»

¿Qué es susceptible de mayor castigo: consultar el móvil en el aula, verlo en el recreo o en los pasillos, o tenerlo apagado en la mochila, por ejemplo? ¿Cómo valoramos esas situaciones? ¿Quién las va a regular según grado de importancia y en base a qué?

¿O se van a copiar modelos de prohibición de otros países, como por ejemplo Francia, donde el plan educativo es diferente al de España? ¿Quién será el mando que ejecutará ese castigo: el profesorado o la Dirección del centro educativo?

Un adolescente se lleva la tablet con conexión a internet… Entonces, sí puede ¿no? Porque le han prohibido el móvil, no la tablet… ¡Sorpresa! La tablet, con conexión a internet, tiene las mismas apps que lleva en el móvil. Y entonces, ¿qué?

¿Qué es, concretamente, lo que se está sancionando con esa restricción? ¿La prohibición es absoluta o se permite el uso de smartphones y/o tablets personales con fines pedagógicos? ¿O tampoco?

A la sazón, ¿dónde queda la innovación educativa que promulgan algunos centros educativos?… ¿Y si mi impúber e inexperto adolescente tiene un smartwatch (un reloj con conexión a internet)? En el cual, puede recibir Whatsapp, recibir y enviar emails… Eso sí que lo puede llevar al cole, porque la prohibición es de móviles…

Acabo de oír cómo se han cortocircuitado tus neuronas y estás ojiplático ante lo que acabas de leer… No es ciencia ficción; es una muestra de la realidad existente para reflexionar. Entonces…

¿Qué es lo que realmente se quiere impedir o evitar con esta medida: el uso del móvil; las conductas negativas y riesgos, como el ciberbullying o las tecno-adicciones; que se les ‘queme’ el cerebro por el excesivo tiempo de exposición a las pantallas digitales?…

He escuchado que hay que prohibirlos porque dejan de hacer otras tareas (deporte, por ejemplo) por estar con el móvil y se aíslan.


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Claro, yo de pequeña también hubiera comido todos los días hamburguesas, patatas fritas y tarta de chocolate; en vez de verdura, legumbres, carne y pescado. Ahí estaba mi madre para educarme en unos hábitos alimenticios saludables y explicarme los riesgos y consecuencias en mí salud de la comida procesada altamente calórica. Aunque eso, no significaba que el fin de semana o en cumpleaños fuese más laxa y me dejase comer patatas fritas y refrescos.

«¿O se van a copiar modelos de prohibición de otros países, como por ejemplo Francia, donde el plan educativo es diferente al de España?»

¿Vamos a dejar de viajar en coche o en autobús porque hay accidentes de tráfico? No. Nadie lo hace, ni va a hacerlo. De lo que se trata es de enseñar para hacer un uso adecuado de un vehículo y formar en seguridad vial. Conociendo las consecuencias y riesgos que tienen nuestras conductas. Y, también poniendo límites. A esto se le llama educar.

Considero que es una mala solución prohibir los móviles en los centros educativos. No es la solución. La tecnología, también, tiene su uso pedagógico. Sin embargo, para discernir qué está bien de lo que está mal hay que saber y comprender. Hay que enseñar, hay que aprender y hay que conocer.

¿Y si educamos en el acceso gradual a la tecnología con sus riesgos y bondades, como lo hacemos en otros ámbitos de la vida? Yo ya estoy haciéndolo, ¿y tú? ¿A qué esperas?