El mes de febrero se ha convertido en el favorito de los expertos en Recursos Humanos y para las organizaciones empresariales en desgranar las diferentes vicisitudes de un mercado laboral que se resiste a perder su protagonismo del foco mediático. Estadísticas, informes, comparativas, profesiones del futuro, sectores en alza… son algunos de los ingredientes que componen la poblada mesa del empleo. La particularidad del mercado aragonés hace que nos tengamos que poner las gafas bifocales para visualizar a dos distancias el vaso que preside nuestro particular tablero.

De cerca, un vaso medio lleno y servido por el impulso de nuevos proyectos empresariales, el liderazgo nacional del porcino o el imán geográfico para sectores tecnológicos, anima a ser optimista sobre una realidad que ha sabido sobreponerse localmente a la crisis del sector automoción y que años atrás hubiera encorsetado el crecimiento de gran parte de la Comunidad.

Y de lejos, un vaso medio vacío que tiene en el relevo generacional y en la falta de perfiles especializados el principal quebradero de cabeza para algunos sectores que demandan, hoy en día, más puestos que el propio mercado es capaz de ofrecer. Chóferes, soldadores, torneros, encofradores o perfiles tecnológicos son algunos ejemplos de mano de obra codiciada y que choca con el aumento de la cifra de desempleados y cada vez con menos cualificación.

El reto es importante y más aún, cuando el presidente de la Comunidad Autónoma, Javier Lambán, se ha propuesto alcanzar el pleno empleo en 2024. Dos años en los que los diferentes agentes de empleo deberán subirse a un tren en marcha y plantear hacer cosas diferentes si se quieren obtener resultados distintos.

*Juan Carlos Herreros Bernal es el gerente del Grupo Crit en Zaragoza