La situación de emergencia por la crisis del coronavirus que estamos viviendo requiere que todos nos pongamos a remar en el interés general, y que toda la riqueza del conocimiento de la sociedad esté subordinada a ese interés, especialmente la riqueza en gestión que tienen las empresas y sus trabajadores. Lo que los anglosajones llaman su know-how, su conocimiento práctico o su habilidad.


Publicidad


La actual situación ha demostrado la eficiencia de las empresas privadas para poder ejecutar acciones que eran necesarias para reducir la pandemia y ayudar a nuestro sistema sanitario, en tiempo récord.

Acciones que han sido llevadas a cabo sin ceguera ideológica y supeditando su riqueza -su know-how– al interés general. Y además en la mayoría de casos, sin pedir nada a cambio.

A nivel nacional, Inditex ha sido un ejemplo. Había una necesidad y una empresa privada la ha resuelto. Inditex, una empresa que lleva años implantada en Asia con infraestructura propia, con empleados propios de nacionalidad China -que hablan el idioma y conocen sus hábitos culturales y empresariales-,  con una estructura de proveedores implantada y perfectamente engranada, y en último lugar una red logística, permitieron a Inditex traer material sanitario en tiempo récord. Y además, donarlo.

«Las empresas han actuado sin ceguera ideológica y supeditando su riqueza -su know-how- al interés general. Y además, sin pedir nada a cambio»

En Zaragoza, hemos vivido una situación parecida pero a menor escala. La necesidad: repartir mascarillas por toda la ciudad por parte del Ayuntamiento de Zaragoza. La empresa: Frutos Secos El Rincón.

Todo un acierto poner esa estructura al servicio del interés general. Sin ningún prejuicio, se acertó en pensar que a través de la estructura que posee, podían repartir mascarillas por toda la ciudad, ya que sus tiendas están repartidas por todos barrios y era la manera más eficiente y económica.

No podemos permitirnos demonizar a las empresas. Están para generar riqueza, y ponen sus estructuras al servicio del interés general, como también hizo Pikolin, El Corte Inglés, Bergner o Clece con la apertura del Albergue de Tenerías.


Publicidad


Estas empresas tenían los colchones, la ropa de cama, los somieres… El Ayuntamiento de Zaragoza no tiene ni la infraestructura, ni los recursos, ni el know-how para ejecutar esta acción en el tiempo que ellos lo consiguieron. Pikolin solo necesita una llamada para que un camión cargue decenas de colchones de sus instalaciones de Plaza y lo descargue cuando y dónde le digan. Y además, donarlo

La colaboración publico-privada es necesaria por varias cosas, en primer lugar por la eficiencia y en segundo lugar porque la administración tiene un dimensionamiento concreto.

Sin ninguna duda, sin la colaboración público-privada, y con el interés por trazar acuerdos de CEOE o Cepyme con la administración, la gestión de la crisis del COVID-19 habría sido más compleja. O, incluso, insalvable.