Acaba de empezar el juicio del procés y como en la película ‘El día de la marmota’, de nuevo, cuando teníamos olvidado el asunto entre tanta negociación de presupuestos, falcon y manual de resistencia, vuelve a nuestras vidas como el reloj que despierta sobresaltado a Bill Murray cada día en su película.

El procés es la epidemia que dio la puntilla al anterior Gobierno, dejando a todo un partido político en la UCI para recibir el alta tras unas aceleradas primarias mientras media España estaba en la playa.


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Otra vez volvemos a escuchar el término “preso político” para intentar convencer a la opinión pública de que los exdirigentes separatistas están en la cárcel por sus ideas, cuando es por la comisión de hechos delictivos. 

Por cierto, fueron televisados los avisos judiciales y las prórrogas que le brindó el Gobierno para que desistieran en su empeño. ¡Ya quisieran traficantes, ladrones y estafadores tantos avisos!

Definen como “tortura” la estancia en prisión preventiva hasta el inicio del juicio, cuando varios de sus compañeros de viaje han huido “por patas” para evitar ser juzgados, para más inri, manifiestan que volverían a repetir la jugada.

«Otra vez volvemos a escuchar el término “preso político” para intentar convencer a la opinión pública de que los exdirigentes separatistas están en la cárcel por sus ideas»

Los que pusieron pies en polvorosa dicen estar en el “exilio”, ya quisieran muchos de nuestros abuelos haber tenido el “exilio dorado” que disfruta el president Puigdemont en Waterloo o la antisistema Anna Gabriel en Suiza.

De nuevo se cuestiona al Poder Judicial exigiendo la presencia de observadores internacionales con una silla “preferente” en la sala. Magistral el Tribunal en su respuesta, retransmitir por streaming el juicio ahorrará las dietas y los gastos de desplazamiento de éstos.


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Volvemos a ver a otros partidos, los que se erigen como máximos defensores de las libertades y los derechos fundamentales, apoyar las tesis separatistas, un movimiento supremacista, identitario y segredador.

Los mismos que ante escándalos de corrupción en tiempos pasados exigían que los cargos públicos se sometieran ante la Ley como cualquier ciudadano, para los secesionistas mejor diálogo, no justicia.

De repente escuchamos al actual president de la Generalitat decir que ellos anteponen la voluntad de la gente a las leyes pues…¡tienen un mandato popular! Esto ya lo dijo su predecesor.

El procés reaparece y amenaza con alcanzar la categoría de pandemia. Y es que el efecto contagio alcanza al actual residente monclovita.


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Los primeros síntomas, un Presupuesto General del Estado no aprobado y el fin de una carrera hacia delante. El alcance de la enfermedad y las secuelas se verán tras las elecciones.

¿Contagiará de muerte al siguiente? ¿se aplicará de una vez la vacuna?