En lo que llevamos de mes, el tranvía lleva ya dos atropellos mortales, 5 desde que empezó a funcionar, pero poco se habla del número de atropellos de coches, camiones y motos en nuestra ciudad.

Zaragoza, suma una media de 300 atropellos anuales de los cuales la mayoría son en los pasos de cebra o al saltarse un semáforo. Pero no toda la culpa la tiene los vehículos, un 43% -más o menos- son por culpa de los viandantes que no respetan las señales de tráfico.


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Cuando se trata de carrocería, chapa, o motor, te duele el bolsillo y te da coraje. Pero cuando se trata de una vida humana duele el alma, esa vida es parte de una familia, de unos amigos, de un colectivo.

Ese peatón -viandante- es una persona que en el peor de los casos puede fallecer y quedar gravemente herida con lesiones irreversibles.

Muchos de los accidentes que estamos viendo son por imprudencias de los peatones: la falta de atención, las distracciones con los móviles, los cascos de música, ir con prisas… Todo ello ponen en peligro la seguridad del propio viandante, e incluso la del resto de usuarios de las vías públicas.

Esa impaciencia a esperar que el semáforo se ponga en verde (si total no pasa nadie), esa impaciencia que me hace cruzar corriendo por cualquier sitio para acortar terreno (y evitar así tener que desplazarme hasta el paso de cebra) o ese semáforo (y la impaciencia por tener que esperar).

Esos minutos pueden ser trágicos e irreversibles.

Al tremendo caos que resulta en horas punta la convivencia de los diferentes medios de trasporte en una ciudad pequeña como Zaragoza, hay que sumarle el carril bici y el tranvía, que no sé si han ayudado a mejorar o a empeorar la movilidad zaragozana.

Por otro lado los conductores con experiencia se sienten seguros. Y muchas veces esa confianza les lleva a cometer infracciones, saltarse semáforos, pasos de peatones o a despistarse.

Lo que sí es cierto, es que falta conciencia y conocimiento ciudadano de unas normas básicas de circulación de los peatones, ciclistas y vehículos.

Tal vez los niños, gracias a las campañas escolares del ayuntamiento y de la DGT, estén más familiarizados. Pero es en la franja adolescente y adulta donde más despistes y prisas se dan.

Como buenos españoles, mientras no te pillen y no te digan nada, todo cuela.

Pero, ciudadanos de Zaragoza, se trata del ejemplo que damos a nuestros hijos y jóvenes. Se trata de hacer lo correcto, aunque te sientas como un bobo esperando solo en la acera a que el semáforo se ponga verde viendo como el resto cruza la calzada haciendo caso omiso.

Estamos hablando de vidas humanas y de familias enteras afectadas. Se trata de educación vial, sí. Pero en definitiva, de educación y convivencia.

¿Conocemos nuestros derechos y obligaciones, cuando vamos en bicicleta, con patines o patinete por la ciudad? ¿Conocemos nuestros derechos y obligaciones como peatones en las vías públicas? ¿Conocemos nuestros derechos y obligaciones como conductor?

Respetemos las señales de circulación tanto si somos peatones como conductores, por una mejor convivencia y una vida más larga.

*Cristina Gil es autora de ‘La profe responde‘ de Editorial Palabra, y también autora del blog Ideas para crear y disfrutar