Hay una nueva generación de restaurantes aragoneses que están pegando fuerte. Frente a la oleada de restaurantes asiáticos que están inundando el centro de Zaragoza, hay un grupo de restaurantes aragoneses que ha apostado por mezclar tradición y vanguardia.

Se caracterizan por tener una cocina de autor, utilizar productos de la tierra de kilómetro cero, cuidar el interiorismo, y por supuesto, por tener una cuidada presentación. Todo ello, con guiños a la tierra, pero sin caer en el costumbrismo ni en los tópicos más manidos.

Restaurantes que trabajan por ofrecer una visión renovada de nuestra cocina, de nuestros productos, y que se esmeran por dar una imagen moderna de la ciudad. Un buen ejemplo de este tipo de restaurantes es La Flor de Lis. Este restaurante situado en el número 34 de la calle Don Jaime I, combina una decoración cuidada y una carta deliciosa llena de referencias a la gastronomía de nuestra tierra.

El arte aragonés inspira la decoración de este restaurante / La Flor de Lis

Para empezar, el espacio físico de este restaurante zaragozano tiene identidad propia. Cada elemento tiene su significado. Desde los suelos, de teselas cerámicas que recuerdan a a las tejas de colores de las cúpulas de la Basílica del Pilar, al mudéjar que inspira las arcadas, o el recuerdo a la muralla romana.

Y su carta ofrece una renovada visión de la gastronomía aragonesa, con platos elaborados con ingredientes de siempre, aunque con una elaboración diferente gracias al trabajo del chef Rubén Martín. Entre sus delicias, hay propuestas como el Pincho de foie mi-cuit con cebolla dulce de Fuentes DO y cereza de Bolea, el Buñuelo de cierzo: bacalao, borraja y patata con espuma de borraja, el Canelón de pollo al chilindrón con bechamel ligera de azafrán, o el Tataki Baturro: carne de ternera del Pirineo macerada, tomate reducido al orégano y crema de borraja.

En los postres, tampoco faltan las referencias a clásicos renovados. Por ejemplo, el Sorbete de Melocotón DO Calanda con vino de misa y orejones se presenta en una preciosa copa de cerámica aragonesa. Tampoco falta el adoquín: arroz con leche anisado o el Almendrón (bizcocho de almendra, helado de avellana y espuma de castaña con avellanas caramelizadas).

El restaurante Marengo (Francisco de Vitoria, 5) también ofrece esa visión renovada y fusión de nuestra gastronomía. Especialmente, desde que fue reformado hace unos meses, cuando en una decoración llena de detalles artesanos con materiales autóctonos con textiles, baldosas de barro, celosías y botijos… En especial, destaca la zona de tránsito entre la barra y la sala interior, donde se ha recreado un encantador rincón del barrio viejo del Arrabal.

Borrajita pibil, una de las propuestas que apuestan por el producto local / Marengo

En la carta del Marengo encontramos el mestizaje entre lo de fuera y lo de aquí gracias al uso de productos aragoneses, con propuestas como los tacos de borrajita pibil, borraja en tempura con cochinita de aquí al estilo Maya; la Fondue Raclettede quesos fundidos con vino del Somontano, longaniza de Garuz y garrotes de foccacia ‘pa mojar’. Entre las sugerencias más sorprendentes por color y sabor, la Baturrata, tartar de tomate rosa, burrata, salmorejo de melocotón de Calanda, pesto genovese y crujiente de jamón de Teruel, o los huevos rotos de la Jacetania con mantequilla trufada y longaniza de la Ribagorza.

Próximamente, dentro de esa ola de restaurantes fusión que apuestan por renovar la cocina aragonesa y mezclarla con otras cocinas del mundo, abrirá sus puertas Pamparola. Este restaurante, la nueva propuesta de La Parthénope, abrirá en marzo en El Tubo. Concretamente, en el número 5 de la calle Libertad, justo en el local que ocupaba Casa Pascualillo.

Y tendrá Aragón como eje central. El propio nombre, Pamparola, es mariposa en aragonés. En el diseño interior de este local que tendrá tres plantas también se han utilizado con elementos y materiales típicos de nuestra Comunidad, para crear u estilo art déco y vintage que ya se deja entrever en su logotipo. Y en la carta, la cocina fusión elaborada con productos locales también tendrá mucha importancia.