El momento culmen de la Semana Santa de Zaragoza llega el Viernes Santo. A las 18:00 de la tarde en punto, y desde la iglesia de San Cayetano, el Santo Entierro comienza a recorrer las principales calles del centro de la capital aragonesa en una muestra de color, sonido y arte gracias.

Esta procesión con más de 400 años de historia y en la que participan todas las hermandades y cofradías de la Semana Santa zaragozana, es organizada por la Real Hermandad de la Sangre de Cristo. Dura unas seis horas, miles de zaragozanos y de turistas que abarrotan los hoteles de la ciudad, contemplan el desfile de más de 16.000 cofrades y 4.000 instrumentos entre tambores, bombos, timbales, cornetas, carraclas y matracas.

LA PROCESIÓN MÁS ANTIGUA DE ZARAGOZA

Santo Entierro

Los estandartes de las 4 partes del mundo, junto al Cristo de la Cama / Sangre de Cristo

El primer documento que hace referencia a la existencia de esta procesión es de 1.617, aunque seguramente ya se celebrara anteriormente. De hecho, en el siglo XIV, cumpliendo una disposición real, salió una procesión a la que se incorporaba el Santo Entierro, según informa la Hermandad de la Sangre de Cristo.

Entre los escasos datos disponibles, ya que buena parte de la documentación se perdió en Los Sitios de Zaragoza, sabemos que junto a la Hermandad de la Sangre de Cristo, los franciscanos realizaban el acto del Descendimiento de la Cruz con el Cristo de la Cama, una talla que es articulada. El descendimiento se celebraba justo antes del comienzo de la procesión del Santo Entierro, y lamentablemente, este acto dejó de realizarse en 1834.

En 1700 es la primera vez que aparece el orden procesional documentado, con elementos como el carretón de la muerte, las 12 tribus de Israel, o el Santo Sepulcro con su palio. Y en el siglo XVIII, los cronistas señalan que se le da un importante impulso a la procesión, creando varios pasos. De hecho, a finales de este siglo llegaron a salir a la calle 14 pasos.

Fue a principios del siglo XIX; durante los Sitios de Zaragoza, cuando llegó la tragedia para el patrimonio del Santo Entierro. El convento de San Francisco, que alojaba las tallas de la Semana Santa de Zaragoza, fue destruido por los franceses, siguiendo la suerte de buena parte del patrimonio zaragozano. Únicamente pudo salvarse de la destrucción el Santo Cristo de la Cama, que fue llevado a la Basílica del Pilar.

Grabado del Santo Entierro a mediados del siglo XIX / HA

Tras acabar los Sitios, comenzó la construcción de nuevos pasos para sustituir a los que habían desaparecido en el destruido convento, gracias al trabajo de artistas como Palao o Llovet.  De forma paralela, en 1819, comenzó el litigio entre la Hermandad de la Sangre de Cristo y la Venerable Orden Tercera de los Franciscano por organizar el Santo Entierro. Se llegó incluso a organizar dos procesiones. Y sería en 1827 cuando tras el Testimonio de Concordia, la Sangre de Cristo quedó como entidad organizadora del Santo Entierro.

Durante el siglo XIX y principios del XX sigue conformándose la imagen que tenemos del Santo Entierro en la actualidad, saliendo sin interrupción salvo durante la II República, cuando la Sangre de Cristo decide no procesionar. En 1935 ocurren dos hechos que terminan de definir la procesión que conocemos hoy: el incendio intencionado que tuvo lugar en el almacén en el que se guardaban los pasos. A raíz de los altercados de ese día, y por la inseguridad reinante, los terceroles que sacaban las imágenes se pusieron en huelga. Y fueron asociaciones y grupos católicos los que decidieron sacar los pasos a la calle. Durante la procesión, hubo incluso un atentado contra el cortejo. Esos grupos que sacaron las imágenes son el origen de muchas de las actuales cofradías que son filiales de la Sangre de Cristo.

EL SANTO ENTIERRO EN LA ACTUALIDAD

Santo Entierro Zaragoza

La Guardia Romana custodia el paso del Cristo de la Cama / Sangre de Cristo

En la actualidad, en el Santo Entierro participan todas las hermandades y cofradías de la Semana Santa siguiendo el orden cronológico de la Pasión y Muerte de Cristo. Abren la comitiva, la policía municipal, vestida de gala y montada a caballo, seguida de la bandera de la Sangre de Cristo, y de varios elementos simbólicos: las campanas y escalerillas (hay datos de su existencia desde el siglo XVII), el pueblo y las tribus de Israel, personajes del Antiguo Testamento, y las sibilas.

Tras las sibilas, comienza el desfile de las distintas cofradías y hermandades. La primera es la Hermandad de Cristo Resucitado y de Nuestra Señora de la Esperanza, seguida de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Desde ahí, vemos una sucesión de pasos que narran las últimas horas en la vida de Cristo. Desde la Última Cena al Prendimiento, pasando por el momento en el que Jesús es azotado en la Columna, o el Descendimiento. La última cofradía en participar en el desfile es la Hermandad de San Joaquín y la Virgen de los Dolores.

Y tras ella, salen de San Cayetano la Gran Cruz con la Sábana Santa y los Faroles con las Cinco Llagas, una cruz parroquial, los pebeteros, la vistosa guardia romana, los hachones, y la carroza del Santo Sepulcro con el Cristo de la Cama. Siguiendo al Cristo de la Cama, desfilan los hermanos de la Hermandad de la Sangre de Cristo, el Guion de la ciudad, el Estandarte Real, la presidencia, la junta de gobierno de la Coordinadora de Cofradías, los Hermanos Mayores de las cofradías y hermandades, los ministriles de Zaragoza, representaciones y autoridades, y la Corporación Municipal, que cierra el cortejo del Viernes Santo.