En formación y con los estandartes del Cuarto Batallón de Intervención en Emergencias rodeando el monolito que permanece en el punto exacto en el que Víctor perdía la vida, el 30 de abril del año 2016.

Este zaragozano de 33 años iba a cumplir tres de ellos en la Unidad Militar de Emergencias, justo en el mes de junio. El destino quiso que no llegase a celebrarlo. Año tras año desde entonces, y ya van siete, sus compañeros de la UME y también miembros de rescate de la Guardia Civil, honran su memoria.

Aquel día Víctor participaba en la búsqueda de José María García Fernández, «Chema», un montañero zaragozano que llevaba desaparecido desde el 23 de abril. El joven militar de la UME se unió a la búsqueda y acabó despeñándose por el barranco de Ordiso, cayendo 40 metros y muriendo en el acto.

A partir de ahí fueron sus propios compañeros quienes rescataron al joven que llevaba en el ejército desde el año 2009. Tras su muerte, Víctor recibió la Cruz del Mérito Militar en su distintivo amarillo y la Medalla de Oro de Protección Civil en distintivo rojo. Su cuerpo, dentro de un féretro cubierto con la bandera española recibió un homenaje en la Base Aérea de Zaragoza, sede de la UME en Aragón.

«Un soldado con mayúsculas que ha entregado su vida al servicio de España y de los españoles». Así definió el Coronel de su Batallón a un hombre que era experto en rescate vertical y espeleo socorro. Había participado en trabajos en nevadas, inundaciones e incendios; «el destino quiso que fuera la montaña, su pasión, quien se lo llevara», añadió entonces su responsable de unidad.

Coreando la canción «La muerte no es el final», año tras año, recuerdan a Rebollo y la importancia de la labor de los militares de la UME en su trabajo en rescates de riesgo en el que nunca bajan la guardia.

«CHEMA» APARECIÓ MESES DESPUÉS

Víctor buscaba a José María, el profesor y montañero de 36 años que salió del refugio de Bujaruelo a las 8:30 y no regresó por la noche, como tenía previsto. En aquel momento y antes de salir explicó que quería conocer el paraje que llevaba el nombre de su hija, Ara. En el recorrido del valle del río Ara se perdió su pista.

Casi seis meses después, en octubre, un pastor que se encontraba en la zona alta del río Ara avisó que había localizado restos de un cuerpo humano, que posteriormente se comprobó que pertenecían a José María García, desaparecido el 23 de abril.

Víctor no pudo cumplir su objetivo de localizar a José María. Dos hombres que se llevó la montaña en 2016, unidos por un rescate que no dio sus frutos en un primer momento y que derivó en tragedia. Sin embargo, ambos siguen muy vivos en el recuerdo de familiares y compañeros.