Las dificultades económicas están generando grandes cambios en España, no solo en la forma en la que la población utiliza su dinero, sino también en cómo solicitan financiamiento cuando las cuentas comienzan a ponerse en “rojo”. Con un mercado crediticio tradicional que parece comenzar a estancarse, otros productos ganan relevancia. 

Ese sería el caso de los minicréditos, productos financieros alternativos mediante los que la población obtiene algo de ayuda sin incrementar significativamente sus niveles de deuda. Pero, ¿son una buena opción, y cómo podemos utilizarlos para beneficiarnos con el menor riesgo posible? A continuación te lo explicamos. 

¿QUÉ SON LOS MICROCRÉDITOS?

Lo primero es comprender que los microcréditos son productos muy variados, con algunos teniendo aportes tan pequeños como 50 euros, y otros alcanzando los 12.000 euros. Según CaixaBank, esto dependerá no solo de la necesidad del solicitante, sino también del uso que planea darle al préstamo. 

La entidad afirma que, aunque es un producto común, suele utilizarse principalmente en el ámbito empresarial, siendo una deuda limitada a través de la que pueden materializarse ciertos proyectos sin desestabilizar las finanzas del negocio. Mientras que la media del importe de los minicréditos para empresas fue de 12.800 euros en el 2021, el de las familias fue cercano a los 6.300 euros. 

Entre los principales aspectos de este tipo de préstamos encontramos que no se exigen garantías ni avales, su monto es inferior al de otros productos financieros, su duración es menor (con un promedio de 42,5 meses) y el periodo de carencia suele ser más elevado. 

Puedes conocer más sobre cómo funcionan los microcréditos aquí

PRODUCTOS DE RIESGO

Esto hace que parezcan productos de bajo riesgo, sin embargo, reportes recientes revelan que la solicitud de minicréditos se ha cuadriplicado en España, en su mayoría con tasas de interés que superarían el 50%. En casi todos los casos, es una forma de financiamiento que genera pocos beneficios, pero que incrementa la deuda significativamente. 

Usualmente, los proveedores son prestamistas virtuales que trabajan fuera del control del Banco de España, centrándose principalmente en atraer a personas desesperadas para generar mayores ganancias mediante condiciones usureras. Aseguran también que muchas de estas empresas otorgan financiamiento esperando expresamente que el cliente no pueda pagarlo. 

Aunque no todos los proveedores se enfocan en ponernos en aprietos financieros, los minicréditos (por su propia naturaleza) también son productos de riesgo para los prestamistas, lo que incentiva a la creación condiciones mucho más estrictas y con castigos mayores en caso de que se produzca un impago. 

UTILIZARLOS CON EL MENOR RIESGO POSIBLE

Entonces, ¿es posible sacarles provecho minimizando el riesgo? Aunque el proceso no es sencillo, puede lograrse. El primer paso consiste en informarse sobre estos productos, las condiciones y posibles penalizaciones por impago, comparando opciones principalmente entre las entidades de renombre. 

Al igual que cualquier otra forma de financiamiento, los microcréditos implican un tipo de deuda, por lo que es necesario realizar un estudio profundo sobre el estado de nuestras finanzas, nuestra capacidad de pago, el tipo de necesidad que nos está llevando a endeudarnos, e incluso la posibilidad de optar por productos de menor riesgo. 

Por último, los microcréditos no deben ser vistos como una deuda menor solo porque su importe es más bajo, ya que esto puede llevarnos a utilizarlos de forma irresponsable, incluso fomentando el endeudamiento reiterado. Al igual que con el resto de los préstamos, debemos solicitarlos de forma responsable, únicamente cuando no exista otra opción. 

En conclusión, los minicréditos se vuelven más comunes a medida que la economía presenta mayores dificultades, sin embargo, utilizarlos de forma irresponsable puede llevarnos a experimentar un endeudamiento importante.