La importancia de desarrollar nuestro trabajo en un espacio confortable es algo en lo que todos/a coincidimos.

El mobiliario de oficina es una pieza clave a la hora de conseguir que las largas jornadas laborales no se conviertan en una tortura, y, por eso, las sillas ergonómicas se han convertido en algo imprescindible para todas las personas que tengan un trabajo de oficina.

¿EN QUE RADICA EL ÉXITO DE LAS SILLAS ERGONÓMICAS?

En que precisamente, su diseño está pensado para adaptarse a las curvaturas naturales de nuestro cuerpo, y, por tanto, nos ayudan a mantener la postura adecuada cuando estamos sentados.

Lejos han quedado los respaldos rectos y rígidos que nos obligaban a mantener una postura forzada. Si algo caracteriza a una buena silla ergonómica en su diseño más estilizado, su respaldo curvo que permite “recoger” totalmente la espalda, ofreciéndole un buen soporte para evitar la sobrecarga.

Cuando hablamos de sillas ergonómicas, no solo nos referimos al diseño, también tenemos que hablar de adaptabilidad. Está claro que ningún cuerpo es igual, y, por eso, la silla nos debe permitir que un único modelo sirva para distintos tipos de persona, aunque tengan diferente envergadura, altura, o curvatura de espalda.

La adaptabilidad de una buena silla ergonómica de oficina se consigue mediante la instalación de componentes que permiten ajustar distintos aspectos de la misma.

¿QUÉ PODEMOS REGULAR EN UNA SILLA ERGONÓMICA?

Dependiendo del tipo y modelo de silla podremos regular más o menos componentes, pero, como mínimo, debería poder regularse:

· Altura de la silla: para adecuarse a la altura del usuario/a. La altura ideal es la que permita mantener las piernas en un ángulo recto, con los pies apoyados cómodamente en el suelo. En caso contrario, corremos el riesgo de que las piernas queden demasiado encogidas o bien colgando, lo que nos generaría tensión en la zona lumbar.

· Ángulo del respaldo: aunque las sillas ergonómicas tienen un respaldo curvado, no todas las espaldas son iguales, ni tienen la misma curvatura. Gracias a la regulación del ángulo del respaldo, este se puede adaptar a distintos tipos de espalda. El respaldo está bien regulado cuando podemos apoyar toda nuestra espalda, especialmente la zona lumbar a la vez que mantenemos una postura natural, recta, pero sin tensiones.

A partir de aquí, podemos encontrar otro tipo de regulaciones, según esté diseñada la silla:

· Regulación de la altura del reposabrazos: esto permite al usuario/a tener los brazos apoyados en un ángulo recto, manteniéndolos así más descansados.

· Regulación del asiento: puesto que no todo el mundo tiene la misma altura, corremos el riesgo de que la profundidad del asiento no sea suficiente para una persona alta. Existen sillas que permiten desplazar el respaldo hacia atrás y así acomodar las piernas. La postura correcta es aquella que permite tener los muslos en el asiento y las rodillas libres.

Los fabricantes de mobiliario saben lo importante que son las sillas ergonómicas para oficina en la búsqueda de la comodidad en el entorno del trabajo. Por eso, podemos encontrar diferentes modelos en el mercado y es importante que tomemos el tiempo necesario para elegir el más adecuado para nosotros/as.