La Guardia Civil lo descubrió al ver una sola planta que sobresalía en medio de un campo de hortalizas. Allí en su huerto de Binefar, un hombre de 45 años tenía un negocio ilegal oculto. Más de 70 plantas de marihuana, con un peso conjunto de más de 200 kilos, además de tres kilos más de cogollos de la planta ocultos en una caseta donde habitualmente se guarda material para trabajar la tierra.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad redoblan esfuerzos durante este mes de recolecta de las plantas para evitar su salida y venta. El cultivo de droga ilegal en espacios naturales, con luz natural evita a los delincuentes que sean localizados por los conocidos como ‘picos altos’ en la red de consumo de electricidad.

De ahí que los cultivos conocidos como ‘indoor’ o de interior sean más escasos. Sin embargo, fuentes cercanas a estos hechos aseguran que las plantaciones de droga en chalets alquilados, casas abandonadas o naves industriales de polígonos pocos frecuentados siguen siendo muy habituales. «Es cierto, les podemos localizar por el consumo o si tienen ‘pinchada’ la red pero así ellos controlan más la plantación y pueden reducir los tiempos de producción y sacar mercancia al mercado más rápido. Es un cultivo de invernadero que no está sujeto al clima que haga», explican estas fuentes a HOY ARAGÓN.

EN LOS BAJOS DE UNA IGLESIA

El último gran hallazgo sorprendente en Aragón tuvo lugar el pasado mes de julio. La Guardia Civil y la policía serbia, en una operación conjunta, localizaron en los bajos de una iglesia ortodoxa de Zaragoza una plantación ‘indoor’ de marihuana.

Fue toda una sorpresa para los agentes que intervinieron. Una anegdota única en una macrooperación en la que se realizaron 19 registros en Aragón y Tarragona, con 31 detenidos en España y cinco en Serbia, los presuntos cabecillas de la organización.

Más de 14.000 plantas de marihuana en total y que no dudaron en ocultar bajo un templo de culto. Según fuentes consultadas fueron años de investigación para descubrir esta plantación en una iglesia dónde se seguía realizando el culto con normalidad y a la que los devotos entraban cada semana sin sospechar nada.