Hace apenas un año, algunos medios de comunicación se hacían eco de una operación policial que acababa con la incautación de más de 5.000 plantas de marihuana y numeroso material para el mantenimiento y elaboración de grandes plantaciones de esta droga ilegal. A los pocos días, la vida seguía como si nada hubiese pasado. Sin embargo, este golpe a los narcos de la droga en la Comarca de la Ribagorza iba a suponer un antes y un después para el capitán Arturo Notivoli, responsable del Tercer Destacamento de la zona, centralizado en Graus.

“Encontrar lo que encontramos es un éxito. Hablamos de plantaciones ocultas en más de 2.000 kilómetros cuadrados de frondosos bosques y en donde apenas viven 12.000 habitantes”, explica este capitán a HOY ARAGÓN. Hace ya cinco años que bandas organizadas de narcotraficantes provenientes de Europa del este han elegido Aragón y, concretamente, la provincia de Huesca para cultivar la droga que luego venden en Centro Europa.

“Un jardinero de los narcos puede llegar a cobrar más de 3.000 euros al mes, algo que no podría cobrar en su país en años. Tienen expertos en cada materia, vigías, gente que malvive en medio de la nada durante meses con el fin de cuidar los cultivos de plantas de marihuana. En la última operación quemamos el equivalente a tres millones de euros de venta en el mercado negro”, explica Notivoli.

“UNA AGUJA EN UN PAJAR”

Hace unos días, Notivoli realizó labores de vigilancia en la zona por agua, con la ayuda de los GEAS -Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil- y por tierra, acompañado de guardias pertenecientes al cuartel de Graus. “Estoy convencido que siguen aquí; podríamos pasar a tan solo 100 metros de ellos y no darnos cuenta de que están ahí”, relata este experimentado capitán de la benemérita.

Por eso cuando explica que dar con estas plantaciones ilegales es cómo buscar “una aguja en un pajar” lo dice por experiencia. “Eligen esta zona porque hablamos de grandes extensiones de terreno deshabitadas donde como mucho puede aparecer en temporada un grupo de cazadores. Pero ellos empiezan a operar justo después y durante seis meses viven aquí ocultos para sacar su ‘negocio’ adelante”, relata Notivoli.

La operación ‘Secastilla’ fue un duro golpe para los narcos, con varios detenidos y mucha información respecto a la manera de operar de estos grupos. “Seguirán aquí porque les es rentable y la Guardia Civil estará vigilante, y tarde o temprano frustraremos otro cargamento”, asegura el capitán.