Carecer de permiso, conducción temeraria y atentado a los agentes de Policía Nacional. Así encabezaba un parte de incidentes la Policía Local de Zaragoza. Sucedía en la calle Antonio de Leyva, en el barrio Oliver. Un intento de atropello a los agentes que le dieron el alto. Resulta que el hombre detenido, de 49 años, iba conduciendo sin permiso y con unos auriculares puestos. «Aquí circulan muchos que no lo tienen», recalca un vecino de una de las asociaciones que prefiere mantenerse en el anonimato.

Por denunciar cosas menores, como pequeños hurtos, ha sido víctima de agresiones. «Impera la ley del silencio. Es el tercer barrio de Zaragoza en denuncias según los informes que tenemos de las autoridades, pero es engañoso, ya que si no se denuncia más, es por miedo», asegura.

Hace tan solo una semana, de nuevo el barrio zaragozano volvía a situarse en los más alto de las crónicas de sucesos. La detención de un hombre en busca y captura reconocido por dos policías de paisano que circulaban por sus calles derivó en una trifulca con más de una veintena de personas que impedían que los agentes se llevasen al individuo detenido.

«Aquel día la policía detuvo a otra persona por amenazas y resistencia a la autoridad pero ya ha sido puesta en libertad», explica este vecino, muy involucrado en los problemas del barrio desde hace ya casi 20 años. No es el único vecino de este barrio zaragozano que alza la voz a raíz de estos últimos incidentes. Arancha Gracia no tiene problema en darnos su nombre y apellidos. Pertenece a la Plataforma de Vecinas y Vecinos Unidos Oliver. «Todo lo que te han podido contar es poco; seguimos como seguíamos hace años pero se cuenta menos», insiste Arancha.

Así están las cosas, tres detenidos en menos de una semana, y en los dos casos ante sendos intentos de atropello a agentes de policía. «Son los hijos, los nietos de aquellos que llegaron de la Quinta Julieta, aquel poblado gitano que se desmanteló en los años 80», cuenta el vecino anónimo. Éste señala a algunos de estos descendientes como causantes de problemas que siguen siendo casi diarios. «Hace poco en la zona de la calle de Copérnico, en una explanada, quemaron cinco vehículos», añade.

«Cuando alguien comete un delito y es perseguido por la policía tiene demasiados sitios en los que esconderse», se lamenta este vecino buen conocedor de su barrio. «Carreras, contenedores quemados, hurtos, ocupación ilegal…», va aumentando Arancha Gracia la lista de problemas que cree que las autoridades no se vuelcan en atajar.

No es de extrañar, añaden, que puedas encontrar un piso en venta en el Oliver por 50.000 euros y en Miralbueno los tengas a el triple. «Aquí no viene gente joven con niños; el barrio se ha estancado y los que luchamos para pedir ayuda no somos ni atendidos ni escuchados. Y son muchos años ya y muchos gobiernos municipales», se lamentan desde las asociaciones vecinales.

VIENEN MALAS FECHAS

«Olvídate del descanso a partir de ahora; aquí con el buen tiempo se hace la vida en la calle y no hay quien pueda evitar esto», dice Arancha casi resignándose a una situación que muchos vecinos deben soportar casi por obligación.

A pesar de que las carreras ilegales por las calles de este barrio se han desplazado a polígonos y zonas de naves abandonadas a las afueras de la ciudad, la inseguridad ciudadana, dicen estos vecinos, sigue siendo el principal de los problemas. «El tema del incivismo no solo no mejora, sino que empeora», se lamenta Arancha Gracia.

Parece que las autoridades conocen el problema, pero para los vecinos del Oliver, las soluciones no llegan o se paralizan. «En enero de 2022 se aprobó la instalación de hasta nueve cámaras de vigilancia en el barrio, en zonas concretas. Una de ellas en la zona donde se quemaron los coches, lo cual habría ayudado a la identificación del autor o autores», replica uno de estos vecinos a HOY ARAGÓN. De momento hay dos instaladas en la calle Antonio Leyva pero las asociaciones esperan mucho más. «Solo queremos que haya más seguridad; sentirnos más protegidos y poder vivir sin tantas preocupaciones», coinciden.