Este policía no estaba de servicio; iba con un amigo por el centro de Huesca cuando vio algo en plena calle Coso que le puso en alerta. «Huesca es una ciudad tranquila; puedes ver algo así en algún barrio o zona determinada, pero en pleno centro de la ciudad…», cuenta este policía nacional cuyo nombre es Jorge.

Una mujer iba en patinete eléctrico cuando de pronto un hombre, de unos 30 años, se abalanzó sobre ella pegándole un empujón y tirándola al suelo. «Parecía que saliesen de algún desencuentro o discusión. No se si eran pareja o no, el caso es que él la empujó sin contemplaciones y se puso a insultarla cuando ya estaba en el suelo», relata Jorge.

En ese momento dejó a su amigo y fue rápidamente a detener al hombre. «¡Imagínate! en pleno centro, un viernes, a las diez de la noche… Estaba todo lleno de gente que se quedó mirando la escena», recuerda. Jorge se identificó como policía no sin antes intentar alejar al agresor de su víctima. «Lo cogí para que no siguiese yendo contra ella. Iba a por ella; si no intervengo la cosa habría acabado mal, sobre todo después de saber que llevaba un arma encima», añade Jorge.

Al retirar al agresor, Jorge llamó para solicitar a alguna patrulla de servicio que se personase en la zona para aislar a la víctima y detener al presunto agresor. Pero esa llamada no pudo realizarse. «Mientras tenía el teléfono vi que hacía aspavientos. Me decía, ¡qué coño pasa, que coño has hecho! Mientras se miraba la cazadora, que yo le había roto al intentar agarrarle y alejarle de la chica», explica este agente de policía.

Fue entonces cuando el hombre sacó lo que parecía un arma blanca de uno de sus bolsillos y se dirigió hacía Jorge sin mediar más palabras. «Lo normal es que cuando alguien se identifica como Policía Nacional y te dice que desistas de seguir con tu acción, lo hagas. En este caso pasó lo contrario. El hombre fue a más y cargó contra mi con toda su ira», relata Jorge.

Este policía suponía que le atacaban con un arma blanca y decidió inmovilizar lo antes posible al agresor para evitar males mayores. «Pensé que era un cuchillo pero luego me di cuenta que era un cúter; no deja de ser un arma blanca con la que también puedes hacer daño», apunta este policía. En ese instante ambos cayeron al suelo y comenzó un tenso forcejeo delante de la gente que observaba la escena sin reaccionar.

«FUE A CORTARME LA CARA»

Jorge intentó zafarse mientras agarraba los brazos del agresor pero no pudo evitar llevarse algún corte. «Tengo golpes en la frente, en la cara y un corte no profundo cerca de la nariz», dice. Ninguna de estas heridas necesitó asistencia médica gracias a que este policía nacional de Huesca actuó con determinación y redujo al agresor. «Fueron segundos pero pareció mucho más; en esos momentos, o vas decidido o puedes acabar mal», se sincera Jorge.

La sensación que le queda a este policía es que si le atacó con tanta ira a él tras identificarse como agente de la ley, no se hace a la idea de lo que podía haberle hecho a otra persona o a la chica a la que agredió si él o alguien no llega a intervenir. «Insisto en que es lo que más me asombró. Le daba igual que fuese policía. Me atacó para cortarme, para hacerme daño, el mismo que seguramente iba a hacerle a la chica que se quedó tendida en el suelo, en ‘shock’, observando la escena», añade.

Inmediatamente, varias patrullas se personaron en el lugar avisadas por el acompañante de Jorge y detuvieron al autor de los hechos por delitos de violencia de género, amenazas graves y atentado a agente de la autoridad, asistiendo al mismo tiempo a la mujer víctima, que tampoco necesitó ninguna asistencia médica. «Salió bien pero pudo acabar muy mal», se sincera el agente de Huesca.

Desde entonces a Jorge le han llovido felicitaciones de sus compañeros y amigos. «Lo haces y punto. Como decimos todos, somos policías 24/7», cuenta. De la chica no sabe nada; nadie se ha puesto en contacto con él y tampoco le preocupa. «Lo importante es que está bien y que se pudo evitar una situación que podía haber acabado de la peor manera posible», insiste.