No daban crédito los rescatadores cuando vieron las condiciones en las que estaban los jóvenes navarros que el pasado miércoles por la tarde se propusieron subir el Moncayo. «En verano no hay problema, pero en invierno es una montaña muy traicionera«, asegura Manuel Martínez Forniés, Jefe de Intervención Bomberos Diputación Provincial de Zaragoza que, junto a Guardia Civil, acudió al rescate.

Cuando preguntamos a este experimentado bombero cómo es posible que se hayan jugado así la vida no sabe qué responder. «Es difícil creer que pasen estas cosas pero suceden más de lo que pensamos. Hablamos de chicos entre 16 y 18 años, sin experiencia, sin material adecuado y con la idea de subir el monte sin atenerse a las posibles consecuencias«, relata Martínez Forniés. Asusta escucharle en el relato de los hechos, sobre todo cuando cuenta cómo iban equipados. «Les rescatamos e iban con zapatillas deportivas, chándal, pequeñas mochilas de colegio, sin linternas a pesar de que se hizo de noche, y poco más. Desde luego, sin el equipo adecuado«, dice.

 
 
 
 
 
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Tres tuvieron suerte y bajaron por su propio pie, pero los demás lo pasaron realmente mal. «Dos no sabían que hacer; en medio de un risco sin moverse, en la zona del Circo de San Miguel, porque podían caer abajo«, recuerda este bombero de la Diputación. A la cima llegaron los cinco restantes. Allí les encontraron a punto de sufrir congelaciones, bajo fuertes vientos y temperaturas bajo cero. «Han tenido muchísima suerte. Sufrieron la mala suerte de lo que les sucedió, pero la buena de poder contarlo», se sincera Forniés.

Todos los chicos, naturales de la localidad navarra de Murchante eran muy conscientes de lo que habían hecho cuando les bajaban y eran rescatados. «Nos lo agradecieron como un millón de veces mientras les llevábamos. Por suerte y salvo algún golpe estaban todos bien pero no saben a qué han sobrevivido. Estaban apurados y se dieron cuenta de ello», argumenta. Gracias a que en esa zona del monte zaragozano hay cobertura pudieron mandar a sus rescatadores las coordenadas exactas para ser rescatados. Una labor y un trabajo que implicó un gran operativo de Bomberos de la DPZ y Guardia Civil de montaña. Desde las cuatro de la tarde que recibían el aviso hasta cerca de las doce de la noche que terminaba dicho rescate.

JUGARSE LA VIDA EN EL MONCAYO

No es el primer rescate que durante los meses de invierno y otoño realizan Guardia Civil y Bomberos de la Diputación en el Moncayo. Durante el invierno pasado han sido varias las labores de rescate, entre ellas una con un herido en la zona denominada ‘el cucharón’, en el Circo de San Miguel. El herido salió ileso pero tuvo que ser rescatado en helicóptero por el difícil acceso en zona nevada y con hielo. No es un monte fácil, ni siquiera en verano. En junio un hombre fallecía de un infarto mientras transitaba por senderos del monte de la provincia de Zaragoza.

Históricamente, la mayoría de los accidentes que se producen en invierno en esta montaña son debidos al extravío o deslizamiento por pendiente helada. Y es que muchos dicen que el Moncayo parece fácil, un monte que pudiera subir cualquiera, y asusta ver la equipación que llevan algunos de los que suben sus casi 2.400 metros de altitud. Eso mismo les paso a estos chicos a los que por suerte, el Moncayo ha devuelto.