Hace tan solo un mes cuatro funcionarios de la prisión de Zuera resultaban heridos al intentar sofocar una revuelta de presos que se originaba en el patio del Centro Penitenciario. Este fin de semana los funcionarios han tenido que hacer frente a dos nuevos conflictos.


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Pasadas las ocho de la tarde, antes del último recuento del día, un interno del módulo de aislamiento prendía fuego con un mechero a su colchón provocando un denso humo que se extendía por toda la galería. Al parecer, según fuentes cercanas al hecho, pretendía saldar alguna cuenta pendiente con otro interno recluido en otra celda del mismo módulo.

En ese momento, varios funcionarios han entrado en su celda para sofocar el fuego. “El preso ha aprovechado para salir al pasillo con el colchón humeante gritando e in tentando extender ese humo por todo el sector”, explican estas mismas fuentes.


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Instantes después otro interno considerado muy conflictivo y que hacía cuatro meses que había sido trasladado a Zuera tras agredir en otro Centro Penitenciario de España a varios funcionarios “destrozaba su celda”, según fuentes penitenciarias, y se atrincheraba en ella. “La tele, los cristales, todo lo que pudo romper, además de una cañería que provocó inundaciones en su celda”, relatan dichas fuentes.

Según relatan, este preso estuvo amenazando a los funcionarios y gritando que quería irse de la prisión de Zuera durante toda la noche. “Se ha atado un extremo de una sábana al tobillo y el otro a la manilla de la puerta para enterarse si entrábamos en caso de quedarse dormido”, explican.

“NO PODEMOS HACERLO SOLOS”

Este nuevo episodio violento en la prisión zaragozana abre de nuevo el debate de la escasez de medios humanos y materiales que llevan meses denunciando los funcionarios de prisiones. Esta misma semana en Zaragoza funcionarios convocados por la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones se concentraban frente a la sede de Delegación de Gobierno bajo el lema ‘Stop agresiones contra trabajadores de prisiones’.


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Muchos de ellos víctimas de agresiones, denuncian la falta de medios que se hace todavía más evidente, según explican, durante este periodo de pandemia. “Si a la falta de personal y de medios unimos que ahora los presos están más preocupados por sus padres e hijos y reciben en muchos casos menos dinero por la crisis que padecen sus familias para sus gastos de economato la situación en ocasiones es más complicada”, relatan.

Insisten en la “dejadez” institucional y el olvido que consideran, sufren en el día a día con los internos en prisión. “Estamos en muchos casos agotados psicológicamente y no podemos dar soluciones solos a los problemas que van surgiendo. Pedimos un poco más de atención porque vivimos situaciones cada vez más difíciles de afrontar”, aseguran.