Quien cuenta a HOY ARAGÓN esta historia todavía no acaba de creerse lo sucedido. «Estoy convencido de que sabían donde íbamos a estar en cada momento para aprovechar la mejor oportunidad«, cuenta una de las víctimas que prefiere mantenerse en el anonimato.

Insiste en su teoría y está tan convencido porque ese día, el Miércoles Santo, él también fue al horno a ayudar a su familia. «Estoy jubilado y habitualmente no suelo acudir pero esta semana hacían falta todas las manos posibles porque hay que hacer mucho pan», explica.

Dejó su casa en Alloza alrededor de las 7:30 de la mañana. «Nos fuimos a Andorra donde tenemos el horno y donde trabajamos». La jornada transcurrió con normalidad tras una noche intensa trabajando y volvieron a casa cerca de las ocho de la tarde. «Al entrar y dejar el coche en la bajera no vimos nada raro, pero luego cuando fuimos subiendo por casa empezamos a ver cosas en el suelo, armarios abiertos…», añade esta víctima de hurto con fuerza.

Habían utilizado ganzúas y otras herramientas para acceder a la vivienda forzando las puertas de la terraza. «Lo más llamativo es que lo hicieron entorno a las 11 de la mañana. Y lo se porque los vecinos me lo dijeron después al extrañarse de ver un coche desconocido aparcado enfrente. Además, pareció no importarles ser vistos ya que nuestra casa está pegada a la carretera y pasa bastante gente», argumenta.

También les contaron que podrían haber sido tres personas, dos hombres y una mujer. «Incluso después vieron a esa mujer saliendo con prisa como con un bulto dentro de la chaqueta», añade. Una vez dentro, en las habitaciones, el desorden era total. Todo estaba revuelto, desorganizado, con prisa, cajoneras, armarios, muebles movidos de sitio…«Buscaban dinero, está claro, pero lo hicieron todo desordenando más que mirando. Por ejemplo, teníamos un sobre con dinero en una mesa del que no se percataron», dice.

Calcula que se llevarían unos 400 euros y varios cartones de tabaco. Eso a simple vista, porque todavía deben hacer una valoración total para presentar la correspondiente denuncia del hurto y los daños provocados en la vivienda para acceder a ella.

«Más allá de lo que se han llevado, esta situación te deja una sensación de indefensión. Es tu intimidad, tu casa, donde vives con los tuyos. Ese día después de trabajar horas y horas, como imaginarás, no pegamos ojo», reconoce.

«NOS CONFIAMOS»

Cuando preguntamos a este panadero jubilado si toman precauciones, si cuando salen de casa tienen algún vecino que les eche un ojo, o bajan las persianas y cierran bien las puertas, se sincera: «La verdad es que creo que no nos fijamos demasiado porque en cierto modo pensamos que estamos en el pueblo, con vecinos, al lado de la carretera, muy visibles. ¿Cómo nos van a entrar?». Reconoce que quizá todo eso les ha llevado a confiarse, a no pensar, como pensamos muchos, que esto pueda pasarles en algún momento de sus vidas.

La Guardia Civil ya está, según explica esta víctima del hurto a este diario digital, tras la pista de los presuntos ladrones. Sin duda ayudará lo que los vecinos vieron, lo que las propias víctimas sospechan y lo que algunos percibieron esa mañana de Semana Santa.

Este diario ya publicó recientemente un artículo en el que explicaba cómo evitar robos con fuerza en nuestra casa, y poder irnos de vacaciones o a trabajar, como les pasó a esta familia de panaderos, sin pensar si pueden entrar a robarnos en casa.

Ahora presentarán la denuncia y esperarán los resultados de la investigación. «No creo que recuperemos lo que nos han quitado, pero si que estaría bien que estos delincuentes no se sintiesen impunes. Que no piensen que pueden entrar en casas como la nuestra a plena luz del día e irse de rositas», añade.