«He salido de varios pisos con arcadas y vomitando», cuenta Cristian Cirstea, responsable de la empresa ‘Lavoro Group System’. Una empresa dedicada a la promoción y construcción inmobiliaria pero que desde un tiempo se dedica también a limpiar toda la suciedad que han dejado algunos okupas en los pisos y bloques en los que consiguen entrar. Esta situación se da más de lo que parece. Esta misma semana, de hecho, el Ayuntamiento de Zaragoza ha tenido que gastar 150.000 euros en la limpieza de un piso okupa en Compromiso de Caspe que terminó incendiado y el edificio Luis Buñuel en el barrio de San Pablo que estuvo okupado durante años.

«Empezamos con la pandemia y nos dimos cuenta que había mucho trabajo que hacer. Nos llamaban y nos pedían que hiciésemos una labor que no es nada agradable. La gente no sabe la cantidad de basura que puedes llegar a encontrar», se sincera Cirstea.

Incluso Cristian llega a recordar una vez en la que descubrió algo especialmente desagradable. «Había una familia realquilada viviendo con niños y tenían una puerta cerrada; la única de la casa. Cuando entramos descubrimos que era el lugar donde hacían sus necesidades. No tenían baño porque los okupas que les realquilaron las habitaciones lo habían saqueado totalmente. Se habían llevado hasta la taza de water», recuerda.

Pocos son los que quieren realizar una labor que debe hacerse siempre cumpliendo todas las medidas de seguridad ya que se exponen en un medio insalubre, con ratas, insectos, y otros componentes que pueden ser peligrosos para la salud de una persona. «Debes ir equipado con mascarillas especial, traje, cualquier precaución es poca. Ten en cuenta que allí nada se salva; todo va a la basura, absolutamente todo», dice este empresario.

Para Cristian este trabajo le da puntualmente y reconoce que es un aliciente para empresas de construcción. «Es una parte más pero no creas que está muy bien pagado. Son apaños de seguros, el propietario que no quiere saber nada… De ahí solo quedan servibles las paredes», argumenta. Además de la limpieza, en ocasiones los dueños ofrecen estos pisos al no querer invertir ya en ellos. «Hay alguna oportunidad que aprovechamos porque lo dejan barato, esta claro, pero son los casos menores. Lo normal es que lo reutilicen para pisos turísticos u obra nueva de venta», matiza.

La mayor parte de los trabajos los tienen barrios del centro de la ciudad pero no solo trabajan en la capital aragonesa. «En la costa tenías que ver los chalets en zonas de supuesto lujo que han sido okupados. Los dejan que son auténticas pocilgas. Se llevan absolutamente todo», recalca Cristian.

MAFIAS QUE ‘LIMPIAN’

Cirstea lleva muchos años ya en el negocio y tiene claro que hay una mafia no controlada de personas que se lucran de esta ocupación. «Están los que revientan y entran porque ya saben donde hacerlo y como. Luego alquilan a familias habitaciones. Personas con hijos que pagan 300 ó 400 euros por unas llaves que abren una puerta de la que no saben que se van a encontrar detrás», explica.

«Nos hemos llegado a encontrar patines eléctricos de más de 1.000 euros destrozados en habitaciones llenas de escombros, cajas de móviles nuevos vacías, bolsos, carteras…Utilizan también estos pisos okupados para llevar sus botines de robos y como almacén antes de venderlo», relata Cristian.

Reconoce que no tiene trabajo todos los días; que son cosas puntuales. «Te llaman igual tres o cuatro veces al mes más o menos», cuenta. Ahora no tiene ninguno en lista pero considera que no tardará. «Son tapaderas de negocios y van a seguir siéndolo porque las autoridades están atadas legalmente, por eso saben que pueden hacerlo, sino no lo harían. Estos okupas y lo que dejan desdibujan a las familias o personas que tienen que entrar en un piso porque no tienen donde caerse muertos. Por buscar un techo a sus hijos», sentencia este empresario zaragozano.*