En torno a las cuatro de la pasada madrugada del sábado, la Policía Nacional de Zaragoza recibía un aviso desde una vivienda en la céntrica calle zaragozana de San Pablo. En esa llamada, una mujer de 37 años y de nacionalidad española alertaba a los agentes de que estaba siendo agredida por su pareja, un joven de 32 años y de origen dominicano. 

En ese momento la policía se percata, tras denunciar la mujer esta presunta agresión, que su situación podría ser de riesgo extremo, por determinados antecedentes de la pareja de la joven. Ante la posibilidad de que la situación pudiese empeorar, varias dotaciones van rápidamente a este domicilio donde se encuentran al presunto agresor atrincherado con su pareja en la vivienda.  

De inmediato, se activa el protocolo de acción en estos casos con la presencia del equipo negociador de la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Zaragoza. «Podría haber matado a la chica», decían los vecinos que vieron interrumpido su sueño y salieron a observar desde sus ventanas y balcones cómo la policía había acordonado la zona y posteriormente activado un cierre de seguridad del perímetro ante la posibilidad de que el protagonista de esta historia pudiese huir.

Durante varias horas los negociadores intentan hacer entrar en razón a esta persona que se muestra, según fuentes policiales, violento y se resiste a ser detenido. La tensión aumenta ya que esta persona se encuentra encerrada con su pareja, a la que presuntamente acaba de agredir, y podría llevar algún tipo de arma blanca consigo. Son momentos de mucho estrés al que el equipo de profesionales de la Policía Nacional está acostumbrado a hacer frente pero donde no se puede cometer ni un solo error.

También de confusión entre los vecinos que creen que el hombre podría haber acabado con la vida de su pareja. Llegan incluso a alimentar más rumores asegurando que podría haber llegado el forense y el juez para el levantamiento del cadáver. 

INTENTA HUIR POR LOS TEJADOS

Tras una intensa negociación, que se ha alargado varias horas después de amanecer, el hombre decide evitar su detención y a través del balcón de la vivienda consigue acceder al tejado del edificio donde presuntamente vive y así emprender la huida.

Según fuentes del gabinete de prensa de la Policía Nacional, el presunto agresor se saltó de un tejado a otro del edificio contiguo pero en su huida a la desesperada no consiguió llegar demasiado lejos. Los agentes que formaban parte del cordón operativo ya le estaban esperando para finalmente acabar deteniéndolo. 

Una historia que empezaba a las cuatro de esta madrugada y finalizaba pasadas las doce del mediodía del sábado. Más de ocho horas de gran preocupación entre los vecinos y mucha tensión vivida en un caso de malos tratos que podría haberse torcido en cualquier momento pero que finalmente tuvo el desenlace deseado por todos. Las lesiones de la mujer, que fue trasladada al hospital, no revisten demasiada gravedad.