Es una de las argucias más frecuentes por los ladrones en Zaragoza, y que se está manteniendo a lo largo de los últimos años. Antes era la antigua plaza de Salamero; ahora buscan otras plazas, otros rincones tranquilos del centro donde mercadear con los comestibles robados.

Hace tan solo unos días, en torno a la una y media de la tarde, una patrulla de la Policía Local de Zaragoza recibía un aviso de un supermercado de la cadena Alcampo, en la calle Fernando el Católico. Los trabajadores de este establecimiento señalan a un hombre. «Se ha llevado queso, jamón, y varios comestibles por un valor de más de 80 euros», les explican.

Las cámaras de seguridad ayudaban a identificar a un hombre de 53 años, con las iniciales J.C.P. No solo había robado ese día, sino que, según los trabajadores del local, tal y como explica la Policía Local en una nota de prensa, lo había hecho en dos ocasiones más.

Siempre el mismo ‘modus operandi’; hurto al descuido, intentando evitar las cámaras, relativamente porque al final fue ‘pillado’ gracias a ellas, y con hurtos menores a 100 euros. En las dos anteriores salió y vendió el material robado. Pero a la tercera fue la vencida; los empleados ya lo tenían demasiado visto y las cámaras de seguridad también.

Los agentes ya conocían este sistemático modo de ganar dinero vendiendo comida robada. Así que fueron al centro, a las zonas donde estos ladrones acostumbran a vender el género sustraído. La experiencia de los policías locales les ayudó a dar con el delincuente.

VENTAS CALLEJERAS A MITAD DE PRECIO

J.C.P. sabía donde moverse y con quien. Y la policía también. Así que localizaron gracias a la imagen de las cámaras del supermercado a este hombre de 53 años en las intersecciones de las calle Conde Aranda y la avenida César Augusto, exactamente a veinte minutos andando de donde había cometido el hurto.

Probablemente, según fuentes consultadas, su intención fuera la de sacar 40 o 50 euros de toda la venta, de una cesta de la compra que en tienda tenía un precio de 80 euros. En ocasiones, explican las mismas fuentes a HOY ARAGÓN, roban a demanda, dependiendo de lo que sus compradores les solicitan o cree que necesitan.

Antes de que pudiese hacer cualquier tipo de negocio, la patrulla detenía al ladrón con el material robado, acusado de un delito de hurto. El detenido no aportaba a los agentes domicilio conocido. Volverá a actuar; sabe que son delitos leves, inferiores a 400 euros, y no puede ir a prisión solo por unos pocos, pero si cuando los hurtos sean reiterados. Mientras, la Policía Local lo estará esperando, ya identificado, hasta conseguir poner el cierre, aunque sea temporal, a su delictivo negocio.