Otro histórico de Zaragoza echa el cierre. Después del mítico Bar Benidorm, el tan querido Bar Texas en ‘el Tubo’ o el bar La Gasca en Salamero, le toca el turno a un bar tan castizo como histórico del entorno de la Gran Vía zaragozana.

Una barra de buena fritanga / H.A

En el bar Marly llevaban toda una vida dedicada al frito. La filosofía más auténtica de nuestro vermú, con carácter propio, y que nunca pasa de moda.

Era entrar en el Bar Marly y sabías que estabas en el templo del frito.

Según ha podido saber este periódico, de fuentes cercanas a la familia que durante décadas ha regentado el establecimiento, el bar Marly cierra tras la jubilación del dueño de manera definitiva.


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El negocio no puede ser traspasado a ningún familiar, y debe cerrar.

Durante los últimos meses, el dueño -Isidoro- no ejercía en el día a día del bar por motivos médicos, y poco a poco perdía su esencia el establecimiento. Hasta su cierre definitivo.

‘Marlylloso’ / High Grossery

Eso sí, estuvo apunto de ser adquirido por los camareros y la cocinera. Sin embargo, el dueño no comprendió que el Bar Marly debiera tener una segunda vida alejado de él.

El Bar Marly era su vida, y debían de cerrar juntos para siempre.

‘El gruñón’, como los clientes más allegados llamaban al dueño, era un hombre auténtico.

Te recitaba las tapas como si se tratara de la alineación de los zaraguayos del Real Zaragoza.

Cantaba cada una de las tapas y las iba moviendo de lado a lado para ofrecerte la buena fritanga.

Los vecinos de la zona aún se preguntan cuando pasan por su puerta qué ha pasado o si ha cerrado. Y los peores presagios se confirman.

Nunca más volverán a servir ese jamón con chorreras que derretía el espíritu, la maravillosa alcachofa con escabeche, los inglesitos, ese pincho de huevo relleno de carne o el tan querido roquefort con jamón.

Adiós al Bar Marly. Era marlylloso.