«Un Zaragoza bestial, implacable, mágico, con hechuras de gran equipo, inhumano casi en el acierto, le dio un meneo de cuidado al Madrid en un partido inolvidable para uno y otro. El equipo de Víctor Muñoz, inspirado hasta el agotamiento, dejó a su rival con pie y medio fuera de la Copa y con el orgullo hecho trizas».

Así comenzaba la crónica del periodista Óscar Sanz en el diario El País. Y no era para menos.


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El Real Zaragoza conseguía una gesta única en la historia dándole al resultado una relevancia mundial. ‘Nuestro’ Real Zaragoza encontró un tesoro, y un gol en cada jugada. Todo empezó en Cani, y terminó en un impecable Diego Milito con la inestimable ayuda del ‘conguito’ Ewerthon.

Fueron seis goles y pudieron ser hasta diez. El Real Zaragoza iba encendido como un cohete disparado en busca de gloria. Y enfrente estaba un Real Madrid que recibió uno de los más sonoros castigos de su historia.

Un Madrid que fue borrado de un plumazo por el mejor Zaragoza que no se veía desde hacía tiempo en La Romareda. Hace 12 años de la gesta de un equipo que ojalá volviera a erizarnos la piel.