Zaragoza es la capital más ventosa de España. Los zaragozanos lo padecen más de 200 días al año. Y los turistas o ‘foranos’ es de las cosas que más comentan sobre la ciudad. Eso sí, una gran parte del viento se da en invierno y en primavera, que es cuando más frío hace.


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Tenemos tanto viento, principalmente, por la orografía ya que estamos en un gran valle rodeado por los Pirineos al norte y el sistema Ibérico al sur.

Y, a parte de impedir que llueva más a menudo, hacen de barrera y canalizan todo el viento proveniente desde el norte por el valle del Ebro, justo cuando llega a Zaragoza es cuando más velocidad alcanza al estar libre de obstáculos.

Las situaciones que favorecen la aparición del cierzo se producen cuando hay más altas presiones en el mar Cantábrico y presiones más bajas en el Mediterráneo, entonces el valle del Ebro sirve como embudo para el viento que siempre va de las altas a las bajas presiones.

Y el viento tiene también su implicación en el intenso frío que se siente en la capital del Ebro. Si en Zaragoza se siente el frío casi más que en otro lugar es debido al cierzo, que junto con las temperaturas bajas provoca una sensación térmica más baja.

Estos dos fenómenos típicos y recurrentes en nuestra ciudad hacen que todo el mundo que nos visite en invierno tenga la sensación de que es una ciudad muy fría a pesar de estar a poca altitud.