Uno de los último sucesos que acabó en violación y fue denunciado por la víctima puso de nuevo en alerta a los equipos de seguridad de algunas de las discotecas más concurridas de Zaragoza capital. Según relata el informe policial, uno de los dos hombres salió con la menor de edad, de 17 años, y acabó abusando de ella hasta llegar a la penetración. El otro, hermano del primero, llegó al lugar tras recibir un mensaje de éste indicándole que se encontraba a solas con una chica en un lugar apartado de todas las miradas.

Fue precisamente el responsable de seguridad de la sala ‘Supernova’ quien, al ver algo sospechoso en el exterior del local, en la rivera del río Ebro, activó la alarma aislando a la víctima y corriendo tras los culpables, dos hombres diez años mayores que la víctima.

Georghe Lupu se enteró de este incidente días después. Lleva más de 20 años formando parte de equipos de seguridad de locales de ocio en Zaragoza. Actualmente lleva 17 en la sala ‘Deluxe’. «Vemos de todo pero debo reconocer que en estos últimos años no hemos tenido incidentes de este tipo», admite Lupu.

Lo achaca a la veteranía de su equipo, al hecho de que se reserven el derecho de admisión si ven algo sospechoso. «Con un buenas noches ya sabes si va a montar follón, si es un carterista o si es un abusador sexual. Tenemos los ojos y oídos muy entrenados», asegura.

Eso no quiere decir, insiste, que en otros locales no se haga lo mismo. «A veces nuestro trabajo no es infalible», se confiesa. De hecho, hace más de 15 años todavía recuerda como tuvo que atender en primera persona dos casos de violación cuando trabajaba en otra sala de fiestas de la capital aragonesa.

«Una chica se dirigió al local al vernos en la puerta. En ese momento nos dijo que alguien la había violado. Automáticamente la protegimos, pero cuando fuimos por el presunto agresor, ya había desaparecido», recuerda Georghe Lupu.

Hace unos años Lupu realizó, con sus compañeros, un curso de casi 100 horas de estudio para poder continuar ejerciendo su labor como equipo de seguridad. «Una de las partes importantes hacía alusión a la reacción ante casos de abusos sexuales. Considero que ahora un 90% de los que trabajamos en esto sabríamos reaccionar ante un caso así», se sincera.

AISLAR, PROTEGER Y RETENER

Cuando preguntamos a Lupu por su capacidad para responder a un caso de abuso, lo explica con detalle y claridad. «Aislamos a la víctima y la protegemos, dándole lo que necesite, para después detener o retener a su presunto agresor. Somos los primeros y tenemos que hacerlo bien. Después la policía hace el resto», añade.

Lupu cree que tanto él como muchos de sus compañeros que trabajan en Zaragoza están especialmente sensibilizados con este tema. Tanto que para algunos se trata de algo personal. «Podría ser nuestra hija, hermana o madre. Nos toca muy cerca y nos hace muy sensibles a este tema. No vamos a pasar una y tendremos mil ojos puestos. Se trata de crear espacios seguros, donde las chicas y chicos vengan a disfrutar y pasarlo bien», asegura Lupu.