Agentes de la Policía Nacional detuvieron el pasado martes 25 de abril a cuatro personas como presuntos autores de los delitos de pertenencia a organización criminal, prostitución coactiva y delito contra la salud pública, y a un quinto miembro imputado por los delitos de pertenencia a organización criminal y delito contra la salud pública. Presuntamente, pero con muchas opciones, los cinco detenidos acabarán en prisión. Entre otras cosas, porque la UCRIF (Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsedades Documentales de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Zaragoza) lleva trabajando en el caso desde hace 7 meses, cuando un cliente, testigo protegido, lo denunció y presentó pruebas.

De hecho, el principal cabecilla de la trama ya está en el Centro Penitenciario de Zuera. Bajo la apariencia de un local de alterne perfeccionaban otros delitos como el tráfico de drogas, obligando a las víctimas a vender cocaína a los clientes que visitaban el Club de ellos.

Se trata de un viejo conocido del ‘negocio’ y de la justicia aragonesa. «Sabía a lo que venía, pero una vez aquí, me dijeron que tenía que pagar 3.000 euros por el billete de avión, otro mil euros que me adelantaron y 60 euros diarios por alojamiento», explicaba hace ya 13 años una mujer de origen brasileño durante el juicio contra el actual cabecilla, llamado José Antonio, y su cuñado y socio, Eber S. Esta vez además la policía ha incautado gran material informático con fotografías y vídeos dedicados presuntamente a lucrar todavía más a esta organización criminal.

En aquel momento, en 2010, el fiscal aseguró sin lugar a duda que «Antonio y su socio se lucran del trabajo de las mujeres. Teniendo en cuenta que tenía a una veintena alojadas equivale a 1.200 euros al día», explicaba al juez durante la sesión.

El fiscal señalaba especialmente al presunto jefe proxeneta de esta red de esclavitud sexual que ya hace 13 años se libró de una condena mayor. Por aquel entonces, el empresario alegó que «nunca» cobró dinero extra a nadie, y que para tratar de llevar el negocio de forma legal, pedía a todas las mujeres el pasaporte para evitar que se «colasen» ilegales.

En 2016, de nuevo, Antonio F. fue señalado por una mujer como presunto proxeneta, pero el Juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza decidió sobreseer el caso contra el propietario del club al no encontrar ninguna prueba concluyente en los testimonios de las mujeres presuntamente explotadas. Casi 8 años después ha sido un cliente quien ha entregado pruebas a la policía, cuya investigación y fase de explotación está respaldada por un juez.

«QUIEREN DESMONTARLO PORQUE MOLESTA»

Antonio F. ya explicó a un juez para desmontar la validez de los testimonios de las mujeres que decían ser explotadas en su club que querían desacreditar el mayor club de alterne de Aragón porque «molestaba a muchos». Una estrategia de conspiraciones que puede que esta vez no le sirva.

En total 12 mujeres a las que apenas se permitía salir del club han sido liberadas por la policía que deja esta investigación sin cerrar del todo ante posibles nuevas detenciones. Esclavas sexuales, según la propia policía, que el pasado 25 de abril entró con una orden judicial en el ‘Papiro’, deteniendo a los responsables y descubriendo definitivamente la trama.

 «Solo alquilábamos habitaciones y nada más. Diríamos que teníamos un hostal de carretera, en el que ellas trabajaban. Pero las chicas se quedaban todo lo que ganaban», explicaba ante el juez Antonio F. en 2010. Otro argumento que la labor policial pretender desarbolar con la operación ‘Paisa’, terminando así con lo que podrían ser presuntamente años de explotación de mujeres, en su mayoría de origen sudamericano, provenientes de sus países de origen o de otras comunidades españolas.

Sabían a lo que venían, dicen incluso algunas implicadas, pero una vez en España, las condiciones cambiaban radicalmente, pasando a un estado de esclavitud donde, según cuenta la Policía Nacional, todas las ganancias se las quedaba Antonio F. y su red de proxenetismo.