Perdieron la vida casi cuando se acababa en 2022. Ninguno pudo celebrar con su familia estas navidades y por eso han sido precisamente ellos, sus padres, hermanos y amigos, quienes están intentando que sigan vivos, en las redes sociales.


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‘Luismi’ murió en un accidente de tráfico provocado por un conductor que dio positivo en drogas y alcohol y que chocó frontalmente contra el vehículo del jugador del C.D. Fuentes cuando volvía de entrenar. Con el hashtag #eternoluismi , sus compañeros de equipo, jugadores de otros clubes aragoneses, amigos y familiares quieren seguir manteniéndole vivo online. «Decidir compartir el dolor con otros desconocidos que incluso han podido vivir un trauma parecido puede ayudar a compartir esa carga y no hacerla tan pesada», admite María Jesús Portillo, psicóloga zaragozana.

Fotografías de un ‘tifo’ en el campo, cartas íntimas de amigos, fotografías de él jugando al fútbol y vídeos de algunos de sus últimos partidos. Son algunas de las publicaciones que casi un mes después siguen viéndose en las redes. «Están ahí para siempre; podemos verlo una y otra vez y recordarlo. Esa sensación nos puede hacer sentir que él, de alguna manera, sigue vivo», explica Portillo.

«A veces la ira y el dolor se mezclan y dejan mensajes de rabia que, de otra manera diferente, mantienen esa llama viva, aunque se corre el riesgo de ahondar en ese dolor y de recibir respuestas anónimas o no de otras personas que tengan otros pareceres», asegura esta psicóloga.

La familia de Mario, un joven de 14 años atropellado por un autobús urbano hace menos de un mes, también se ha volcado intentando mantener su memoria en las redes sociales. «El primer Año Nuevo SIN Mario, el dolor que siento es tan profundo y tan desgarrador… Estoy muerto en vida», publica su madre en twitter. 


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Las multitudinarias respuestas de pésame ante el dolor de esta familia han sido constantes en cada una de las publicaciones del padre de Mario. La muerte tan repentina y violenta, al igual que la de ‘Luismi’, ha hecho que las redes trasladen un duelo mezclado con  la frustración y reivindicación por unas muertes que, para muchos, podrían haberse evitado. «Hasta que no se celebre un juicio, un veredicto, no terminarán de cerrarse las heridas, a pesar de que algo va a quedar ahí para siempre. Mientras, en las redes se desata ese dolor que comparten los seguidores y también así se libera a otros familiares», añade Portillo.

ATRAER EL MORBO

Portillo advierte también que más allá de una manera de liberar ese dolor y ayudar en el duelo por la pérdida se puede producir una tergiversación por parte de algunos que busquen más el morbo y ahondar en el daño que en el hecho de ayudar. «Todos sabemos que las redes son inmensas y aquí tiene cabida todo el mundo, hasta aquellos que se escudan en perfiles falsos o identidades ocultas para causar más daño, pero a eso nos exponemos cada uno que publicamos algo», advierte.


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Dos heridas abiertas que necesitarán tiempo para poder cicatrizar. Mientras aquellos que las padecen solo buscan sacar ese dolor fuera, compartirlo con otros desconocidos que puedan sentir lo mismo y apoyarles en estos momentos tan difíciles en los que nadie encuentra consuelo.