Con elecciones y elecciones y… elecciones a la vuelta de la esquina, debemos estar preparados para acabar hartos, si no lo estamos ya, de discursos vacíos.


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También llenos, no vaya a pensar el lector que soy parcial. Llenos de salsa rosa política, eso sí. Que si el uno ha dicho esto, que si el otro no ha hecho lo siguiente y que si aquel es un peligro para sí mismo. Llenos de intentos de generar emociones en los votantes. Rabia es la emoción más buscada normalmente, pues es la más fácil de conseguir. Porque, la ciencia dice que la emoción es lo que hace mover el culo a la gente.

Llenos también de ambigüedad en lo que se quiere hacer, y lo que es aún peor, en lo que se quiere conseguir. Llenos de grandes frases que no quieren decir nada, como “hay que fomentar a los emprendedores”, “creemos que es necesario apoyar a las pymes y a los autónomos, no como los otros”, “la despoblación rural es una lacra que por fin nosotros sí combatiremos”, etc.

Pero, querido lector y potencial votante, sobre todo vacíos de lo importante. Vacíos de visión, de liderazgo, de objetivos… Vacíos de planes estratégicos, de cómo vamos a hacer para que Aragón no se quede a la cola, de qué cosas no tienen sentido dedicar recursos y qué otras sí lo tienen y por qué.

«Llenos de grandes frases que no quieren decir nada. Y sobre todo vacíos de lo importante»

Aragón podría haber sido la comunidad con recepción de más empresas catalanas en el último año y medio… pero perdimos el tren.

Aragón podría convertirse en corredor geoestratégico con accesos de tren y autopista a Francia… pero nadie habla de ello.

Zaragoza podría recepcionar equipos de trabajo de grandes empresas y startups que no quieren pagar los sobre costes salariales y de alquiler de ciudades en plena burbuja, pero sí contar con todo el potencial de su talento… pero no se le ocurre a nadie potenciarlo.


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Más importante que todo eso parece que es dar muchas sensaciones, tener muchos sellos “yo he hecho” y “yo he dicho”.

Más importante que el futuro de Aragón, debe ser el de Cataluña, sí, también para los de aquí. Más importante que cómo competir en el mundo que viene es… ah no, que del mundo que viene no habla nadie. Nada de visión, nada de planes, nada de objetivos concretos, no vaya a ser luego no los cumpla.

Y así, querido lector y potencial votante en serie, Aragón está compitiendo por las migajas. Lo que otros nos dejan porque no debe estar de moda tener una visión de futuro para nuestra tierra entre la clase política que, sin embargo, nos pide nuestros votos con gran entusiasmo.

*Félix A. Tena es cofundador de Impact Hub Zaragoza y Araban