Hay una Zaragoza desaparecida que pugna por no caer en el olvido. Una Zaragoza reflejo que de lo que hoy pudo ser, pero que fue derribada sin contemplación ni misericordia. Tenemos ejemplos como la Torre Nueva, el palacio de la Diputación del Reino, el palacio de los Diputados… pero tenemos también cafés parisinos, cines y teatros… todo desapareció en post de una modernidad mal entendida. El patrimonio industrial también ha ido desapareciendo, salvo honrosas excepciones.

Zaragoza incluso tuvo un almacén de sal, un precioso edificio de ladrillo y basamento de piedra que se erguía a orillas del Ebro, y en el que se guardaba la producción de sal extraída de las minas de Remolinos y Sástago.

El depósito de sal fue construido en 1760 / Roisin

Este edificio se situaba en el actual Paseo de Echegaray y Caballero, junto a la puerta de la Tripería, y el carácter monumental del edificio, que bien podría pasar por un monasterio o un palacio, se debe a que la sal era una importante fuente de financiación estatal.

El edificio se levantó en 1760 siguiendo el proyecto de Francisco de Velasco y Julián de Yarza ocupando el solar del anterior alfolí o almacén de sal, en lo que entonces era el camino de la Ribera, y con traseras a la calle Bonarie (luego Abén Aire), muy cerca del actual Puente de Santiago.

Corte interior y exterior del almacén / Archivo General de Simancas – proyecto Gaza

Y según Federico Torralba y Manuel Gómez de Valenzuela, era sin duda el edificio civil más interesante de la Zaragoza del siglo XVIII. El edificio estaba compuesto por tres cuerpos, y tenía una elegante fachada en la que la puerta se abría entre dos columnas clásicas con capiteles decorados con guirnaldas de hojas. El cuerpo central del edificio estaba coronado por un ático con frontón de ladrillo, y con el escudo real de España circundado por el «toisón de oro.

Pero sin duda, la característica más curiosa del pósito de sal era que tenía un túnel que lo comunicaba con la orilla del Ebro, por el que entraban las barcazas que traían la sal desde Remolinos y desde otras  minas, facilitando así su descarga. Lamentablemente, este edificio fue derribado entre 1967 y 1972, siguiendo la estela de tantos palacios, templos y edificios de interés que fueron cayendo a lo largo y ancho del Casco Histórico.