Situado en la calle de Escoriaza y Fabro de Zaragoza, con vistas a la antigua estación de tren del Portillo y de estética industrial, el edificio del hotel Orús (actualmente renombrado como Nuevo Hotel Horús) tiene un pasado de usos bien distintos al actual. Perteneciente a la familia Orús en sus inicios, primero se empleó como fábrica de café y chocolate y, más tarde, sus segundos dueños lo dedicarían al sector del cartonaje.


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Esta es la versión resumida de la evolución de uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza pero analizando paso a paso su trayectoria, aparecen otros detalles que merece la pena conocer.

Todo comenzó en el año 1913, en plena revolución industrial. Con el siglo XX recién estrenado, Joaquín Orús, propietario de la fábrica de chocolates Casa Orús, encargó al arquitecto zaragozano Julio Bravo el diseño de una nueva fábrica. El negocio estaba creciendo mucho y el empresario quería adaptarse a los tiempos modernos. Un año después se inauguró el edificio cuyo exterior se conserva, actualmente, casi como entonces.

De corte ecléctico, influenciado por varias corrientes, la Antigua Fábrica de Chocolates y Cafés Orús es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura industrial de principios del siglo XX de Zaragoza. La fachada de ladrillo vista está repleta de arcos de medio punto con amplios ventanales. Todo ello, combinado con elementos barrocos y del renacimiento aragonés. Destacan, además, los dos torreones de estética francesa que flanquean el edificio. 

El hotel en la actualidad / HOY ARAGÓN

Durante los primeros años, en estas instalaciones se realizaba el tostado y procesado del café y del cacao marca Orús. Pero, tras la Guerra Civil, la fábrica cambió de dueños y también de sector. Así, Chocolates y Cafés Orús pasó a ser Industrias del Cartonaje S.A, cuya actividad se prolongó en esta sede hasta 1969. 

Desde entonces, el edificio estuvo abandonado durante algunas décadas, hasta que sus puertas volvieron a abrirse como hotel. Fue en 1995, tras varios años de remodelación interior y también de recuperación del esplendor de su fachada. Si bien es cierto que el exterior está intacto, la reforma para su nuevo uso, uno totalmente diferente a los anteriores, desvirtuó por completo su estructura inicial.


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Esta última etapa también ha sido cambiante. Primero se abrió como NH Orús pero la cadena hotelera lo cerró por su baja demanda en 2014. Tras estar dos años cerrado y sin uso,  en 2016 otros dueños lo reabrieron como el Nuevo Hotel Horús. No solo cambiaron el nombre, sino también el concepto de negocio y, desde entonces, se orienta a personas que necesiten un lugar como alojamiento de larga estancia con pensión completa. 

Mientras todos estos cambios sucedían en su interior, este imponente edificio industrial se ha mantenido inmóvil e intacto en su exterior, independientemente de los usos que se han ido haciendo de él. De su estilo diferente al resto de construcciones zaragozanas se ha hecho eco el cine, ya que esta antigua fábrica aparece en la película ‘Culpable para un delito’ (José Antonio Duce, 1966). Además, desde 2002 cuenta con la declaración de Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.