Ya lo dice su nombre, el Casco Viejo de Zaragoza es el barrio más antiguo de la ciudad, no constituido como tal, pero sí por su construcción. Su distribución se relaciona fácilmente con la originaria Caesaraugusta romana y entre sus primeras calles estuvieron Don Jaime I, Espoz y Mina y la calle Mayor. Lo más común es relacionarlo con la plaza del Pilar y sus alrededores pero el distrito al completo lo componen la zona de San Pablo o El Gancho, San Miguel, Tenerías y la Magdalena, también conocido como el Gallo.

Sus calles estrechas y, en muchos casos adoquinadas, con edificios bajos que van de los precios prohibitivos al deterioro más absoluto, según la zona; los comercios de toda la vida en pequeños locales donde la antigüedad se puede hasta oler; los artistas callejeros; el mítico paseo por la calle Alfonso con el Pilar como meta… Son características del Casco Histórico de Zaragoza conocidas por todos pero hay otras curiosidades sobre este barrio no tan famosas.

Que es el segundo casco histórico más extenso de España es uno de los datos que más llaman la atención. Tiene 1,98 kilómetros cuadrados de extensión, con una población de casi 49.000 personas, y solo lo supera el de Toledo, con 2,6 km.

Otra de las curiosidades es que, pese a la creencia popular, las calles que rodean Don Jaime no son tan antiguas como esta. Es un error ya que en la época romana el núcleo básico lo formaban el eje transversal (o cardo), que era la propia Don Jaime I, y el decumano (el eje perpendicular), que transcurre por Manifestación, Espoz y Mina y la calle Mayor. 

Llama también la atención la relativa juventud de la calle de Alfonso I. Parece que lleve ahí, conectando el Coso (que en tiempos romanos marcaba el límite amurallado de la ciudad) con el Pilar, toda la vida. Pero no. Se construyó en el siglo XIX, para dar entrada a la plaza por una vía ceremonial más digna. 

La mayoría de los monumentos históricos de Zaragoza se encuentran en el Casco Viejo. Junto con la Basílica el Pilar y la catedral de La Seo, se puede visitar La Lonja o el torreón de La Zuda, así como pasear por los restos de las murallas romanas o perderse entre los puestos del recién renovado Mercado Central. Incluso para los propios zaragozanos, esta zona tiene mucho por descubrir. Para conocer sus secretos y la historia que hay detrás de muchos edificios que hoy pasan inadvertidos, el Ayuntamiento organiza visitas guiadas todos los sábados y domingos, a las once de la mañana.

UN BARRIO CON MUCHA VIDA

Parte del encanto del Casco Antiguo de Zaragoza es que su atractivo monumental e histórico convive con el ambiente de barrio de toda la vida. Los comercios pequeños, el trato personal y de tú con los clientes, o el sentimiento de pertenencia a un mismo lugar reinan en esta zona.

De hecho, pese a la crisis del coronavirus, apenas se han cerrado negocios y, según las asociaciones y grupos de comercio del distrito, el barrio está ahora más vivo que nunca. Sin tener en cuenta los locales de la misma calle Alfonso y las cercanías, y quitando el cierre de bares míticos, como el Gilda (en San Pablo), o algún caso de jubilación, la mayoría de los establecimientos siguen en marcha, luchando día a día por mantener con vida el barrio.

Algo que no siempre resulta fácil, sobre todo por motivos ajenos a los vecinos y comerciantes del Casco Viejo. Los colectivos que trabajan activamente en la zona coinciden en que la decadencia del barrio no tiene relación directa con la pandemia. Entre los motivos reales, hablan de problemas de ocupación de casas, de la especulación inmobiliaria, de la subida descontrolada de los alquileres o del abandono por parte de sus dueños de locales cerrados, que da sensación de suciedad y dejadez.

Contra esto, los comerciantes se unen y lanzan campañas como la más reciente, ‘El comercio de Zaragoza Florece’. Impulsada con motivo del Día de la Madre desde la Asociación de Comerciantes del Gancho-Casco Histórico y que se ha extendido a varios distritos de la ciudad. Consiste en llenar los escaparates de flores y promocionar el comercio de cercanía en redes sociales. 

Con iniciativas de este tipo, el movimiento social va en aumento en un barrio donde son las personas quienes se implican para salir adelante, ya sea desde su negocio o en la puerta de su casa. Calles Dignas, El Ganchillo Social, el Grupo de Pequeño Comercio del Gancho y la Asociación de Vecinos Lanuza Casco Histórico son algunas de las entidades que de forma más o menos organizada trabajan para que el Casco Antiguo de Zaragoza recupere el esplendor que merece.