Pese a la significativa mejora de la calidad del aire en 2020 por las limitaciones a la movilidad derivadas del estado de alarma por el COVID-19, toda la población aragonesa siguió respirando un aire perjudicial para la salud y la totalidad del territorio, salvo Zaragoza capital, estuvo expuesto a niveles de contaminación por ozono que dañan la vegetación. El motivo es que, aunque Zaragoza capital es el foco principal de contaminación en la Comunidad, con el tráfico motorizado como el causante fundamental, y hasta su cierre también la Central Térmica de Andorra, la contaminación que generan, al extenderse por el resto del territorio y transformarse en ozono troposférico, afecta a la mayor parte de Aragón, especialmente a sotavento de los grandes focos emisores de los contaminantes precursores del ozono.

Así se recoge en el informe anual sobre la calidad del aire que la organización Ecologistas en Acción ha hecho público este martes y que en Aragón se corresponde con los datos recopilados en 28 estaciones de control de la contaminación, pertenecientes a las redes de vigilancia del Gobierno de Aragón (incluidas las estaciones móviles ubicadas durante todo el año en Sabiñánigo y Cuarte de Huerva), del Ayuntamiento de Zaragoza y de distintas instalaciones industriales. En Aragón los contaminantes que más incidencia tuvieron en 2020 fueron el ozono troposférico y las partículas PM10 y PM2,5, aunque en mucha menor medida que en años anteriores por la reducción general de la movilidad y de la actividad económica por la pandemia.

En Aragón en 2020 disminuyeron significativamente las concentraciones de ozono, pese a las elevadas temperaturas registradas en verano en el Valle del Ebro, como resultado de la fuerte caída de las emisiones de sus principales precursores, los óxidos de nitrógeno (NOx). En conjunto, se redujeron las superaciones del valor objetivo legal para la protección de la salud en un 86% respecto al promedio del periodo 2012-2019, y las registradas en 2020 fueron las más bajas de la última década, salvo en la aglomeración de Zaragoza y, con la única excepción del año 2012, en la estación de la ciudad de Teruel.

EL CIERRE DE LA CENTRAL DE ANDORRA

La mejoría de la situación ha sido también muy relevante en la zona del Bajó Aragón, coincidiendo con el cierre de la central termoeléctrica de carbón de Andorra (Teruel), con una reducción del número de días por encima del objetivo legal próxima al 90 %. De manera puntual, el ozono sólo aumentó en la estación de la Central Térmica de Ciclo Combinado Global 3 en Caspe (Zaragoza), si bien, la mitad de las estaciones aragonesas que miden este contaminante siguieron registrando numerosas superaciones del valor octohorario recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en más de 25 días.

Los peores registros se dieron en las estaciones de La Cerollera (Teruel), Teruel, Caspe, Torrelisa (Huesca) y Huesca, con 73, 72, 65, 58 y 52 días, respectivamente, de superación, aunque muy por debajo de los registrados en años anteriores. En las estaciones de Huesca y Torrelisa no se ha superado el umbral de información a la población en ninguna ocasión, ni siquiera durante las olas de calor de finales de julio y principios de agosto.

El objetivo legal establecido para la protección de la vegetación durante el quinquenio 2016-2020 se incumplió en las estaciones de Bujaraloz, Castelnou, La Cerollera y Teruel, y dado que 15 de las 24 estaciones que miden ozono estuvieron por encima del objetivo a largo plazo, los ecologistas concluyen que la totalidad de los cultivos, montes y espacios naturales de Aragón, con la excepción de la ciudad de Zaragoza, siguieron expuestos a niveles de ozono que dañan la vegetación.

En relación a las partículas PM10 y PM2,5 (las más peligrosas para la salud), sólo las estaciones Alagón, Alcañiz y Monzón, y las de Jaime Ferrán y Renovales en la ciudad de Zaragoza, sobrepasaron los valores diarios o anuales recomendados por la OMS para alguno de ambos contaminantes, siempre dentro de los valores límite legales, aunque con caídas de las concentraciones medias durante 2020 del 18 % en el caso de las PM10 y del 14 % para las PM2,5, que marcaron los mínimos de la última década. En la estación de Monzón centro, los niveles de PM2,5 superaron durante 2020 los valores anual y diario recomendados por la OMS para este contaminante.

Durante 2020 no se registraron superaciones de los valores límite de dióxido de nitrógeno (NO2) ni dióxido de azufre (SO2) y la reducción media de los niveles de NO2 fue del 20 % de la concentración del periodo 2012-2019, con descensos más acusados en las estaciones urbanas de tráfico que en las industriales o en las de fondo.

EL CONFINAMIENTO AYUDÓ

La mejoría de la calidad del aire por NO2 fue máxima durante el primer estado de alarma (14 de marzo a 21 de junio), que en la ciudad de Zaragoza alcanzó el 40 % sobre los niveles de contaminación habituales en estas fechas durante la última década. Para la elaboración del informe la organización sólo ha dispuesto de información sobre los niveles de benceno, hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y metales pesados (arsénico, cadmio, níquel y plomo) correspondiente a las estaciones de Monzón y El Picarral (Zaragoza), en el primer caso con una concentración del cancerígeno benzo(a)pireno, de 0,36 ng/m3, por debajo del objetivo legal de 1 ng/m3, aunque por encima de la recomendación de la OMS (0,12 ng/m3).

En este sentido, denuncian que la evaluación de estos contaminantes es obligada y pero «habitualmente» omitida en Aragón. La organización denuncia que el Gobierno de Aragón todavía no ha aprobado ningún plan de mejora de la calidad del aire referido a las superaciones de los valores objetivo de ozono para la protección de la salud y/o de la vegetación en todas las zonas de la Comunidad, con más de una década de incumplimiento de la legislación ambiental en esta materia.

En el caso del Ayuntamiento de Zaragoza, recuerdan que en 2019 aprobó la Estrategia de Cambio Climático, Calidad del Aire y Salud de Zaragoza (ECAZ 3.0), que propone reducir la concentración de NO2 en un 60 % en 2030 respecto a los niveles de 2005 mediante 40 acciones, actuaciones o medidas, aunque «lejos de ponerla en marcha», la actual Corporación «redujo drásticamente, cuando no eliminó, las partidas del presupuesto 2020 asignadas a implementarlas».